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Papas Santos de la Iglesia No somos seres humanos con una experiencia espiritual, somos seres espirituales con una experiencia humana. Pierre Teilhard de Chardin

SAN LEÓN I, EL MAGNO

Papa de 440 a 461

 

"Aunque cada uno de los que llama el Señor a formar parte de su pueblo sea llamado en un tiempo determinado y aunque todos los hijos de la Iglesia hayan sido llamados cada uno en días distintos, con todo, la totalidad de los fieles, nacida en la fuente bautismal, ha nacido con Cristo en su nacimiento, del mismo modo que ha sido crucificada con Cristo en su pasión, ha sido resucitada en su resurrección y ha sido colocada a la derecha del Padre en su ascensión".

Sermón 6 en la Natividad del Señor

 

El lugar y fecha del nacimiento de León son desconocidos pero se cree que nació cerca del año 390 en Toscana, Italia.

León I es uno de los papas más significantes e importantes de la antigüedad cristiana. Primero de los tres papas apodados "El Grande".  Los otros dos son  San Gregorio I Magno del siglo VI y San Nicolas I Magno del siglo IX.

 

La Iglesia estaba experimentando los mayores obstáculos a su progreso, a consecuencia de la desintegración acelerada del imperio de Occidente, mientras que el de Oriente estaba profundamente agitado por las controversias dogmáticas, esta gran papa, con prudente sagacidad y mano poderosa, guió el destino de la Iglesia Romana y Universal.

Los datos históricos más antiguos lo sitúan como diácono en Roma bajo el pontificado de Celestino I convirtiéndose en un destacado diplomático con el papa Sixto III quien, a petición del emperador Valentiniano III, lo envía a la Galia con la misión de resolver el enfrentamiento entre Aëcio, el comandante militar de la provincia, y el magistrado Albino. León se encontraba en la Galia cuando el papa Sixto III fallece en el año 440 y en su lugar es nombrado nuevo pontífice que gobernaría la Sede de Pedro por 21 años.

 

El objetivo principal de León fue mantener la unidad de la Iglesia. No mucho después de su elevación a la Silla de Pedro, se vio compelido a combatir enérgicamente las herejías que amenazaban la unidad de la iglesia, incluso en occidente. León había averiguado, a través del obispo Séptimo de Altinum, que en Aquilea, los sacerdotes, diáconos y clérigos que se habían adherido a Pelagio, habían sido admitidos a la comunión sin una renuncia explícita de su herejía. El papa censuró grandemente este procedimiento y ordenó que se convocara un concilio provincial en Aquilea, en el que a tales personas se les exigiría abjurar públicamente del pelagianismo y suscribir a una confesión inequívoca de Fe.

 

El episodio más conocido de su pontificado fue un encuentro, en 452 en la ciudad de Mantua, con Atila, el rey de los hunos, quien había invadido el norte de Italia obligando al emperador Valentiniano III a abandonar la corte de Rávena y refugiarse en Roma.  León convence a Atila para que no marche sobre Roma logrando la retirada de su ejército tras la firma de un tratado de paz con el Imperio Romano a cambio del pago de un tributo.

 

Tres años más tarde, en 455, los vándalos comandados por Gensérico tomaron la ciudad de Roma, pero León obtuvo que la ciudad no fuera quemada y que se respetaran las vidas de sus moradores, aunque la ciudad fue saqueada.

La gran desorganización eclesiástica de ciertos países, debido a las migraciones nacionales, exigía unos lazos más íntimos entre su episcopado y Roma para la promoción de una buena vida eclesiástica. León, con este objetivo, determinó hacer uso del vicariato papal de los obispos de Arles de la provincia de la Galia, para la creación de un centro para el episcopado galicano en estrecha unión con Roma. Al principio sus esfuerzos fueron dificultados grandemente por su conflicto con San Hilario, entonces obispo de Arles.

 

Previamente, los conflictos se habían alzado en relación con el vicariato de los obispos de Arles y sus privilegios. Hilario hizo un uso excesivo de su autoridad sobre las otras provincias eclesiásticas y exigió que todos los obispos debieran ser consagrados por él, en lugar de por su propio metropolitano. Por ejemplo, cuando se alzó la protesta porque el obispo Celedonio de Besançon había sido consagrado en violación del canon -los motivos alegados fueron que se había, como laico, casado con una viuda, y, como funcionario público, había dado su consentimiento a una pena de muerte- Hilario lo depuso y consagró a Importuno como sucesor. Celedonio apeló inmediatamente al papa y partió personalmente hacia Roma.

 

Casi al mismo tiempo, Hilario, como si la sede en cuestión estuviera vacante, consagró para el puesto a otro obispo, un tal Projectus, que estaba enfermo. Projectus se recuperó sin embargo y se quejó también a Roma por la acción del obispo de Arles. Hilario fue entonces a Roma a justificar sus procedimientos. El papa congregó un sínodo romano (aproximadamente 445) y, cuando los motivos alegados contra Celedonio no pudieron ser verificados, reintegró a éste último en su sede. Projectus también recibió de nuevo su obispado. Hilario regresó a Arles antes de que el sínodo hubiera terminado; el papa lo privó de jurisdicción sobre las otras provincias gálicas y de los derechos metropolitanos sobre la provincia de Vienne, permitiéndole retener solo su diócesis de Arles.

 

Otro vicariato papal fue el de los obispos de Tesalónica, cuya jurisdicción extendió sobre Iliria. La especial tarea de este vicariato era proteger los derechos de la Santa Sede sobre el distrito de Iliria oriental que pertenecía al Imperio de Oriente. León confió el vicariato al obispo Anastasio de Tesalónica, así como el papa Siricio lo había confiado anteriormente al obispo Anisio. El vicario estaba para consagrar los metropolitanos, convocar en sínodo a todos los obispos de la provincia de Iliria Oriental, para vigilar la administración de sus asuntos; pero las materias más importantes eran sometidas a Roma. Pero Anastasio de Tesalónica usó su autoridad de una manera arbitraria y despótica, tanto fue así que fue reprobado severamente por León, que le envió instrucciones completas para el desempeño de sus tareas.

 

Durante su pontificado se celebró, en 451, el Concilio de Calcedonia que proclamó la divinidad y la humanidad de Cristo, "consustancial al Padre por su divinidad, consustancial a nosotros por su humanidad". Ante las afirmaciones de las herejías que sostenían la separación entre el Padre y el Hijo, considerado como inferior al Padre, León restableció la tradición ortodoxa en su célebre carta dogmática a Flaviano, Tomus Leonis, y que fue aprobada por el concilio con las palabras: "Pedro ha hablado a través de León". Su fama de sabio era tan grande que cuando en el Concilio de Calcedonia los enviados del Papa leyeron la carta que enviaba San León Magno, los 600 obispos se pusieron de pie y exclamaron: "San Pedro ha hablado por boca de León".

 

La Epístola de León a Flaviano, dirigida al Patriarca de Constantinopla, tuvo una importancia decisiva en las definiciones del Concilio de Calcedonia (451), en el que se condenó la herejía monofisita. Además de esta, León redactó otras muchas cartas. Su epistolario comprende 173 cartas, escritos dogmáticos, disciplinares y de gobierno. Su estilo conciso y elegante, une a la brevedad una gran riqueza de imágenes. Se conservan 96 sermones, que son verdaderas joyas de doctrina. Esta misma preocupación por exponer la verdadera doctrina cristiana se refleja en sus Homilías, predicadas al clero y al pueblo romano en las principales fiestas del año litúrgico, que para León, tiene una importancia capital en la vida cristiana, pues es como una prolongación de la vida salvífica de Cristo en la Iglesia.

 

Escribe que los cristianos, configurados con el Señor por medio de los sacramentos, deben imitar la vida de Jesucristo en el ciclo anual de las celebraciones. De las noventa y siete homilías que nos han llegado, nueve corresponden al ayuno de las témporas de diciembre, que formarían parte del Adviento, y doce a la Cuaresma. El resto se centran en los principales acontecimientos del año litúrgico: Navidad, Epifanía, Semana Santa, Pascua, Ascensión y Pentecostés. No faltan algunas predicadas en la fiesta de los Santos Pedro y Pablo y de San Lorenzo.

 

Fue especialmente en su intervención en la confusión de las peleas cristológicas, que agitaban profundamente a la Cristiandad Oriental en ese momento, cuando León se reveló más brillantemente como el más juicioso, sabio y enérgico pastor de la Iglesia. No disimula su desdén por la filosofía de este mundo, "ese artificioso disputar inventado por los hombres".

 

Escribió contra las herejías del Nestorianismo, el Monofisismo, el Maniqueísmo y el Pelagianismo, e hizo lo posible por evitar o mitigar las incursiones de los bárbaros.

 

Persuadió al emperador de Constantinopla, León I, para remover de la sede de Alejandría al irregular y herético patriarca, Timoteo Eluro. Fue elegido para ocupar su lugar un nuevo y ortodoxo patriarca, Timoteo Salafaciolo, y recibió las felicitaciones del papa en la última carta que León envió al Oriente.

León también fue activo construyendo y restaurando los templos. Construyó una basílica sobre la tumba de papa Cornelio en la Via Appia. El tejado de San Pablo Extramuros había sido destruido por un rayo, lo reemplazó y emprendió otras mejoras en la basílica. Persuadió a la emperatriz Gala Placidia, como se ve en las inscripciones, para realizar el gran mosaico del Arco de Triunfo que ha sobrevivido hasta nuestros días. León también restauró San Pedro del Vaticano. Durante su pontificado, una pía señora romana, llamada Demetria, erigió en su propiedad en la Via Appia una basílica en honor de San Esteban, cuyas ruinas se han excavado.

 

En la Iglesia latina la fiesta del gran papa se celebra el 11 de abril y luego de la última reforma, la iglesia latina celebra su fiesta el 10 de noviembre y la Iglesia Oriental el 18 de febrero.

 

León, aunque se mueve en la línea de la eclesiología de los Padres latinos, especialmente de Agustín, estuvo abierto también a una teología más alejandrina, tal como la expuso Hilario. En un contexto trinitario los títulos atribuidos por León a la Iglesia adquieren un profundo significado: Iglesia santa, Iglesia de Dios, Iglesia universal, Iglesia del pueblo fiel, cuerpo de Cristo, cuerpo de la Iglesia, cuerpo de la unidad cristiana, cuerpo de la comunión católica, unión del cuerpo de Cristo, comunión católica, ciudad santa, ciudad de Dios, templo eterno, edificio sagrado, paraíso de la Iglesia, casa de Dios, esposa del mundo, familia de Dios, edificación del templo eterno, campo del Señor, Iglesia virgen, esposa del hombre Cristo.

 

Como papa, asumió el título de "Pontifex Maximus", que habían abandonado los emperadores romanos desde el año 382.  León muere en el año 461 y fue canonizado en 1574. En 1754, Benedicto XIV lo exaltó a la dignidad de Doctor de la Iglesia. Una frase suya de un sermón de Navidad se ha hecho famosa: "Reconoce oh cristiano tu dignidad, El Hijo de Dios se vino de cielo por salvar tu alma".

 

 

FUENTES DE INFORMACIÓN

es.catholic.net/turismoreligioso/813/2809/articulo.php?id=39203

es.wikipedia.org/wiki/León_I_el_Magno

http://www.corazones.org/santos/leon_magno.htm

http://www.ewtn.org/spanish/Saints/Le%C3%B3n_Magno.htm

http://www.divvol.org/santoral/index.php?s=1110&m=NOVIEMBRE&l=A

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Un Areópago del siglo XXI