PERDONAR ES UNA DECISIÓN NO UN SENTIMIENTO
Estamos en el tiempo de Cuaresma del Ciclo Litúrgico, los invito a reflexionar sobre el perdón utilizando la Palabra de Dios en el Evangelio de San Mateo capítulo 5.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Han oído ustedes que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.
Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Sean, pues, perfectos como su Padre celestial es perfecto".
Podríamos pensar ¡qué gran carga nos impone Dios! ¡cómo voy a amar a quien me ha injuriado, difamado o me ha golpeado de muchas formas! Nuestro corazón endurecido actuaría de esa manera,
Sin embargo, lo que acabamos de leer es Palabra de Dios, es la palabra que ha creado todo el universo y para la cual no hay nada imposible.
Somos humanos y no alcanzamos a comprender muchas veces Su Palabra por otro lado no creemos en el Señor Jesús, no nos abandonamos en sus brazos, es decir, nuestra fe se encuentra muy debilitada y todo se debe a que no hacemos oración. Oración consciente y pensando en lo que decimos y a quién se lo decimos.
Si Jesús dice que esto es lo que debemos hacer, es porque realmente es posible. Quizás no de inicio, ni tampoco con gran facilidad, es un camino que se va construyendo con oración, misericordia y paciencia, ciertamente, llegar a amar a quien nos ha hecho el mal, a quien nos ha ofendido no es algo que se vaya a dar de manera inmediata, será todo un proceso de sanación interior que Dios, por medio del Espíritu Santo que habita nuestros corazones, es capaz de hacer.
Perdonar de corazón, no dejar que los insultos y problemas nos lastimen y agobien, es necesario contar con la gracia de Dios y tener la decisión personal de perdonar ya que, Jesucristo, necesita de nuestras intenciones personales para lograrlo.
La perfección en todos los ámbitos de nuestra vida, requiere tenacidad, orden y tiempo para que podamos ver cambios positivos En la medida en que ordenamos nuestra vida para poder tener un buen rato de oración, y con constancia dediquemos tiempo a la lectura de la Palabra, siendo asiduos a la meditación y a la caridad, en esa medida nos iremos dando cuenta de lo hermoso que es la vida y tendremos el cielo aquí en la tierra.
Transmitamos estos pensamientos a nuestros hijos y nietos, su vida será más fructífera y en su corazón habrá una mayor esperanza si ponen en práctica lo antes posibles el camino de la oración y del perdón.
HASTA LA PRÓXIMA
SILVIA MADRIGAL HERNÁNDEZ
Abril 2014
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