SAN NICOLÁS I, "EL GRANDE" PAPA DE 858 – 867
Nicolás provenía de una familia distinguida de Roma, donde nace sin conocer la fecha. Contó con una excelente base académica y fue notable por su religiosidad, benevolencia, capacidad, conocimientos y elocuencia, ingresando a muy temprana edad, al servicio de la Iglesia,
Se integró muy joven al servicio de la Iglesia siendo nombrado subdiácono por Sergio II y diácono por León IV. Nicolás fue elegido papa mientras el emperador Luis II se encontraba en Roma, fue inmediatamente consagrado por este.
Está considerado como uno de los papas más importantes de la Edad Media, ya que, aprovechando la crisis por la que atravesaba el reino carolingio, comenzó a afianzar la doctrina que defendía que el poder espiritual de Roma, encarnado en la figura del Papa, se encontraba por encima de cualquier otro poder incluido el civil representado por el emperador. Esta postura le llevó a enfrentarse en lo político con el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y en lo religioso con la Iglesia Oriental.
En tiempos de Nicolás, el Cristianismo estaba en un estado de grave decaimiento. El imperio de Carlomagno había quedado deshecho, el territorio Cristiano estaba amenazado desde el norte y el este, y el Cristianismo parecía al borde de la anarquía. La moralidad Cristiana era despreciada; muchos obispos eran mundanos e indignos de su cargo. Había el peligro de una declinación universal de la civilización superior. El Papa Nicolás apareció como un representante consciente de la Supremacía Romana en la Iglesia. Él tenía un elevado concepto de su misión para la reivindicación de la moral cristiana, la defensa de la ley de Dios contra los poderosos obispos.
El Arzobispo Juan de Rávena oprimía a los habitantes del territorio papal, trataba con violencia a sus obispos diocesanos, les exigía dinero injustamente, y encarcelaba ilegalmente a los sacerdotes. También falsificaba documentos para sustentar sus reclamos ante la Sede Romana y maltrataba a los delegados papales. Dado que las advertencias del Papa no daban resultados, y que el arzobispo ignoraba tres veces los llamados para que se presentara ante el tribunal papal, fue excomulgado.
Luego de visitar al Emperador Luis en Pavia, el Arzobispo regresó a Roma, con dos delegados imperiales, donde Nicolás lo citó ante el Sínodo Romano reunido en el otoño de 860. Ante esto, Juan huyó de Roma. El Papa fue en persona a Rávena, donde investigó y normó con justicia todo lo que era necesario. Al apelar nuevamente ante el emperador, éste recomendó al arzobispo que se sometiera al papa, lo que hizo en el Sínodo Romano de Noviembre del 861. Sin embargo, posteriormente, este arzobispo pactó con los arzobispos excomulgados de Trier y Cologne, por lo que nuevamente fue excomulgado, y nuevamente forzado a someterse al papa.
Nicolás demostró igual celo en otros esfuerzos para mantener la disciplina eclesiástica, sobre todo en lo referente a las leyes sobre el matrimonio. Ingiltrud, esposa del Conde Boso, había dejado a su esposo para irse con su amante; Nicolás ordenó a los obispos en los dominios de Charles the Bold, excomulgarla a menos que regresara con su esposo. Ya que ella ignoró las citaciones para presentarse ante el Sínodo de Milán en el año 860, fue excomulgada. El papa también se vio envuelto en una desesperada lucha acerca de la inviolabilidad del matrimonio, con Lothair II de Lorraine. Lothair había dejado a Theutberga, su legítima esposa, para casarse con Waldrada. En el Sínodo de Aachen, el 28 de Abril del 862, los obispos de Lorraine, sin importarles sus funciones, aprobaron esta unión ilícita. En el Sínodo de Metz, en Junio de 863, los delegados papales, sobornados por el rey, confirmaron la decisión de Aachen, y condenaron a Theutberga en ausencia. Ante esto, el papa llevó este asunto ante su propio tribunal. Los dos arzobispos, Günther de Cologne y Thietgaud de Trier, que habían llegado a Roma como delegados, fueron llamados a presentarse ante el Lateran Synod de Octubre de 863, donde el papa los condenó y destituyó, al igual que a Juan de Rávena y Hagano de Bergamo. El Emperador Luis II hizo suya la causa de los obispos destituidos, en tanto que el Rey Lothair avanzó sobre Roma con su ejército y puso a la ciudad bajo sitio, debido a lo cual el papa se vio confinado y sin alimentos, durante dos días, en San Pedro. No obstante, Nicolás no cedió en su determinación; el emperador, luego de reconciliarse con el papa, se retiró de Roma y ordenó a los Arzobispos de Trier y Cologne que regresaran a sus lugares de origen.
Durante el pontificado de Nicolás I tuvo lugar el llamado cisma fociano que dos siglos más tarde provocará el Cisma de las Iglesias Oriental y Occidental. El cisma fociano, se inicia cuando en 858 es nombrado Patriarca de Constantinopla el laico Focio en sustitución de Ignacio que había sido depuesto por Bardas, tío del emperador Miguel III y regente del Imperio, por negarse a darle la comunión acusándole de incesto.
Focio comunica al papa Nicolás I su entronización como patriarca, pero también recibe quejas de los partidarios de Ignacio sobre la legalidad de la nueva elección patriarcal, por lo que el papa envía a Constantinopla dos legados para que le informaran de la situación real. Los legados quedaron convencidos de la legalidad de la elección de Focio y en un sínodo local, en 861, declaró nulo el patriarcado de Ignacio.
La situación sin embargo no se resuelve, ya que el abad Teognosto, partidario de Ignacio, viaja a Roma y entrega al papa una carta de apelación que él mismo había falsificado como si fuera de Ignacio lo que, junto con la promesa de obediencia incondicional, induce a Nicolás I a excomulgar, en 867, a Focio declarando a Ignacio como patriarca legítimo.
Esta acción junto al hecho de que Nicolás I se entrometiera, enviando sus propios misioneros, Cirilo y Metodio, en la cristianización de Bulgaria que estaba siendo realizada por los bizantinos, provocó que Focio, apoyado por el emperador Miguel III, en un sínodo celebrado también en el año 867 en Bizancio, excomulgara al papa, aprovechando además para rechazar la inclusión del "filioque" en el Credo defendida por la Iglesia Occidental.
El cisma se resuelve en ese mismo año de 867 al fallecer tanto el emperador Miguel III como el papa Nicolás I y ser depuesto Focio en el patriarcado de Constantinopla que será nuevamente ocupado por Ignacio. Pero la solución es sólo ficticia y sus causas quedarán soterradas hasta que en 1054 resurjan y provoquen el cisma definitivo.
Nicolás se mostró solícito en los asuntos de su diócesis, sin descuidar por ello los asuntos de toda la cristiandad. Tenía una lista de todos los inválidos de Roma, a los que enviaba diariamente la comida a sus casas. Además, en el palacio del Pontífice se repartían víveres a los pobres que no estaban postrados; cada uno recibía una especie de talón en el que estaba marcado el día de la semana en que debía presentarse a recoger las provisiones. La salud de Nicolás no era muy fuerte, y la energía con que trabajaba acabó por arruinarla. "Nuestro Padre celestial, escribió el Pontífice, se ha complacido en visitarme con tan fuertes dolores, que no sólo no me dejan responder personalmente a vuestras preguntas, pero ni siquiera dictar mis respuestas". La muerte le sobrevino en Roma, el 13 de noviembre de 867. San Nicolás el Grande, cuya fiesta se celebra todos los años en Roma, fue un hombre "paciente y moderado, humilde y casto, de rostro hermoso y agradable presencia. Se expresaba con gran sabiduría y modestia, como si ignorase la grandeza de sus actos. Fue muy penitente y amante de los Sagrados Misterios, amigo de las viudas y los huérfanos y paladín de toda la cristiandad", dice el Liber Pontificalis. Cuando san Nicolás yacía inconsciente en su lecho de muerte, uno de sus servidores le robó el dinero que había reunido para los pobres.
INFORMACIÓN TOMADA DE:
http://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_I_(papa)
ec.aciprensa.com/wiki/Papa_San_Nicolás_I#.U8BeWvl5MoM
www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=4148 |