San Ignacio de Loyola y el Beato Carlo Acutis son dos evangelizadores importantes que han llevado por el mundo el mensaje del evangelio y la enseñanza de la Iglesia.
Por ello este portal que, modestamente, pretende hacer evangelización digital ha decidido tener como patronos a estos dos hombres de Dios
Carlo con solo 15 años, se inscribe en esa multitud de jóvenes y pequeños que por sus vidas, han narrado la belleza y la alegría de donarse a Dios y al bien de los demás.
Ignacio, cuando era un joven soldado, pensaba en su propia gloria; pero luego fue atraído por la gloria de Dios, que dio sentido a su vida
El discernimiento una palabra que continuamente es capaces de ver en la complejidad de la realidad, tanto en nuestras vidas como en las realidades que enfrenta la Iglesia y la humanidad, es la mejor manera de realizar el plan de Dios y por tanto realizar nosotros mismos como somos llamados por Dios en nuestra vocación y en la vocación al servicio de la Iglesia. Esta herencia la dejo San Ignacio.
La figura de Carlo es interesante y cercana a la espiritualidad salesiana en varios aspectos. Su luminosidad y serenidad: era un niño que vivía con alegría su ser “joven”, su edad, sin drama, sin tensión, sin temor; estaba feliz de ser joven y, día tras día, capturaba lo bello, lo bueno, lo inesperado de su vida cuando era joven.
Una breve biografía de cada uno se presenta a continuación.
SAN IGNACIO DE LOYOLA (1491-1556)
San Ignacio: ruégale a Dios por todos los que como tú deseamos extender el Reino de Cristo, y hacer amar más a nuestro Divino Salvador. Por eso eres el patrono de este portal de evangelización digital
"Todo para mayor Gloria de Dios" (San Ignacio)
San Ignacio nació en 1491 en el castillo de Loyola, en Guipúzcoa, norte de España, cerca de los montes Pirineos que están en el límite con Francia. Su padre Bertrán De Loyola y su madre Marina Sáenz, de familias muy distinguidas, tuvieron once hijos: ocho varones y tres mujeres. El más joven de todos fue Ignacio.
El nombre que le pusieron en el bautismo fue Iñigo.
Entró a la carrera militar, pero en 1521, a la edad de 30 años, siendo ya capitán, fue gravemente herido mientras defendía el Castillo de Pamplona. Al ser herido su jefe, la guarnición del castillo capituló ante el ejército francés.
Los vencedores lo enviaron a su Castillo de Loyola a que fuera tratado de su herida. Le hicieron tres operaciones en la rodilla, dolorosísimas, y sin anestesia; pero no permitió que lo atasen ni que nadie lo sostuviera. Durante las operaciones no prorrumpió ni una queja. Los médicos se admiraban. Para que la pierna operada no le quedara más corta le amarraron unas pesas al pie y así estuvo por semanas con el pie en alto, soportando semejante peso. Sin embargo quedó cojo para toda la vida.
A pesar de esto Ignacio tuvo durante toda su vida un modo muy elegante y fino para tratar a toda clase de personas. Lo había aprendido en la Corte en su niñez. Mientras estaba en convalecencia pidió que le llevaran novelas de caballería, llenas de narraciones inventadas e imaginarias. Pero su hermana le dijo que no tenía más libros que "La vida de Cristo" y el "Año Cristiano", o sea la historia del santo de cada día.
Y le sucedió un caso muy especial. Antes, mientras leía novelas y narraciones inventadas, en el momento sentía satisfacción pero después quedaba con un sentimiento horrible de tristeza y frustración . En cambio ahora al leer la vida de Cristo y las Vidas de los santos sentía una alegría inmensa que le duraba por días y días. Esto lo fue impresionando profundamente.
Y mientras leía las historias de los grandes santos pensaba: "¿Y por qué no tratar de imitarlos? Si ellos pudieron llegar a ese grado de espiritualidad, ¿por qué no lo voy a lograr yo? ¿Por qué no tratar de ser como San Francisco, Santo Domingo, etc.? Estos hombres estaban hechos del mismo barro que yo. ¿Por qué no esforzarme por llegar al grado que ellos alcanzaron?". Y después se iba a cumplir en él aquello que decía Jesús: "Dichosos los que tienen un gran deseo de ser santos, porque su deseo se cumplirá" (Mt. 5,6), y aquella sentencia de los psicólogos: "Cuidado con lo que deseas, porque lo conseguirás".
Mientras se proponía seriamente convertirse, una noche se le apareció Nuestra Señora con su Hijo Santísimo. La visión lo consoló inmensamente. Desde entonces se propuso no dedicarse a servir a gobernantes de la tierra sino al Rey del cielo.
Apenas terminó su convalecencia se fue en peregrinación al famoso Santuario de la Virgen de Monserrat. Allí tomó el serio propósito de dedicarse a hacer penitencia por sus pecados. Cambió sus lujosos vestidos por los de un pordiosero, se consagró a la Virgen Santísima e hizo confesión general de toda su vida.
Y se fue a un pueblecito llamado Manresa, a 15 kilómetros de Monserrat a orar y hacer penitencia, allí estuvo un año. Cerca de Manresa había una cueva y en ella se encerraba a dedicarse a la oración y a la meditación. Allá se le ocurrió la idea de los Ejercicios Espiritales, que tanto bien iban a hacer a la humanidad.
Después de unos días en los cuales sentía mucho gozo y consuelo en la oración, empezó a sentir aburrimiento y cansancio por todo lo que fuera espiritual. A esta crisis de desgano la llaman los sabios "la noche oscura del alma". Es un estado dificultoso que cada uno tiene que pasar para que se convenza de que los consuelos que siente en la oración no se los merece, sino que son un regalo gratuito de Dios. Luego le llegó otra enfermedad espiritual muy fastidiosa: los escrúpulos. O sea el imaginarse que todo es pecado. Esto casi lo lleva a la desesperación.
Pero iba anotando lo que le sucedía y lo que sentía y estos datos le proporcionaron después mucha habilidad para poder dirigir espiritualmente a otros convertidos y según sus propias experiencias poderles enseñar el camino de la santidad. Allí orando en Manresa adquirió lo que se llama "Discreción de espíritus", que consiste en saber determinar qué es lo que le sucede a cada alma y cuáles son los consejos que más necesita, y saber distinguir lo bueno de lo malo. A un amigo suyo le decía después: "En una hora de oración en Manresa aprendí más a dirigir almas, que todo lo que hubiera podido aprender asistiendo a universidades".
En 1523 se fue en peregrinación a Jerusalén, pidiendo limosna por el camino. Todavía era muy impulsivo y un día casi ataca a espada a uno que hablaba mal de la religión. Por eso le aconsejaron que no se quedara en Tierra Santa donde había muchos enemigos del catolicismo. Después fue adquiriendo gran bondad y paciencia.
A los 33 años empezó como estudiante de colegio en Barcelona, España. Sus compañeros de estudio eran mucho más jóvenes que él y se burlaban mucho. El toleraba todo con admirable paciencia. De todo lo que estudiaba tomaba pretexto para elevar su alma a Dios y adorarlo.
Después pasó a la Universidad de Alcalá. Vestía muy pobremente y vivía de limosna. Reunía niños para enseñarles religión; hacía reuniones de gente sencilla para tratar temas de espiritualidad, y convertía pecadores hablándoles amablemente de lo importante que es salvar el alma.
A Ignacio lo acusaron injustamente ante la autoridad religiosa y estuvo dos meses en la cárcel. Después lo declararon inocente, pero había gente que lo perseguía. El consideraba todos estos sufrimientos como un medio que Dios le proporcionaba para que fuera pagando sus pecados. Y exclamaba: "No hay en la ciudad tantas cárceles ni tantos tormentos como los que yo deseo sufrir por amor a Jesucristo".
Se fue a Paris a estudiar en su famosa Universidad de La Sorbona. Allá formó un grupo con seis compañeros que se han hecho famosos porque con ellos fundó la Compañía de Jesús. Ellos son: Pedro Fabro, Francisco Javier, Laínez, Salnerón, Simón Rodríguez y Nicolás Bobadilla. Recibieron doctorado en aquella universidad y daban muy buen ejemplo a todos.
Los siete hicieron votos o juramentos de ser puros, obedientes y pobres, el día 15 de Agosto de 1534, fiesta de la Asunción de María. Se comprometieron a estar siempre a las órdenes del Sumo Pontífice para que él los emplease en lo que mejor le pareciera para la gloria de Dios. Se fueron a Roma y el Papa Pablo III les recibió muy bien y les dio permiso de ser ordenados sacerdotes. Ignacio, que se había cambiado por ese nombre su nombre antiguo de Íñigo, esperó un año desde el día de su ordenación hasta el día de la celebración de su primera misa, para prepararse lo mejor posible a celebrarla con todo fervor.
San Ignacio se dedicó en Roma a predicar Ejercicios Espirituales y a catequizar al pueblo. Sus compañeros se dedicaron a dictar clases en universidades y colegios y a dar conferencias espirituales a toda clase de personas. Se propusieron como principal oficio enseñar la religión a la gente.
En 1540 el Papa Pablo III aprobó su comunidad llamada "Compañía de Jesús" o "Jesuitas". El Superior General de la nueva comunidad fue San Ignacio hasta su muerte. En Roma pasó todo el resto de su vida.
Era tanto el deseo que tenía de salvar almas que exclamaba: "Estaría dispuesto a perder todo lo que tengo, y hasta que se acabara mi comunidad, con tal de salvar el alma de un pecador".
Fundó casas de su congregación en España y Portugal. Envió a San Francisco Javier a evangelizar el Asia. De los jesuitas que envió a Inglaterra, 22 murieron martirizados por los protestantes. Sus dos grandes amigos Laínez y Salmerón fueron famosos sabios que dirigieron el Concilio de Trento. A San Pedro Canisio lo envió a Alemania y este santo llegó a ser el más célebre catequista de aquél país. Recibió como religioso jesuita a San Francisco de Borja que era rico político, gobernador, en España. San Ignacio escribió más de 6 mil cartas dando consejos espirituales. El Colegio que San Ignacio fundó en Roma llegó a ser modelo en el cual se inspiraron muchísimos colegios más y ahora se ha convertido en la célebre Universidad Gregoriana.
Los jesuitas fundados por San Ignacio llegaron a ser los más sabios adversarios de los protestantes y combatieron y detuvieron en todas partes al protestantismo. Les recomendaba que tuvieran mansedumbre y gran respeto hacia el adversario pero que se presentaran muy instruidos para combatirlos. El deseaba que el apóstol católico fuera muy instruido.
El libro más famoso de San Ignacio se titula: "Ejercicios Espirituales" y es lo mejor que se ha escrito acerca de cómo hacer bien los santos ejercicios. En todo el mundo es leído y practicado este maravilloso libro. Duró 15 años escribiéndolo. Su lema era: "Todo para mayor gloria de Dios". Y a ello dirigía todas sus acciones, palabras y pensamientos: A que Dios fuera más conocido, más amado y mejor obedecido.
En los 15 años que San Ignacio dirigió a la Compañía de Jesús, esta pasó de siete socios a más de mil. A todos y cada uno trataba de formarlos muy bien espiritualmente.
Como casi cada año se enfermaba y después volvía a obtener la curación, cuando le vino la última enfermedad nadie se imaginó que se iba a morir, y murió súbitamente el 31 de julio de 1556 a la edad de 65 años.
En 1622 el Papa lo declaró Santo y después Pío XI lo declaró Patrono de los Ejercicios Espirituales en todo el mundo. Su comunidad de Jesuitas es la más numerosa en la Iglesia Católica.
BEATO CARLO ACUTIS (1991-2006)
Beato Carlo: Pide al Señor Jesús que el internet y las redes sociales sea un buen vehículo para la evangelización del siglo XXI. Tú que fuiste un gran artífice de estos medios, permite que este portal cumpla su cometido.
“Nuestra meta debe ser el infinito, no lo finito. El Infinito es nuestra Patria. Desde siempre el Cielo nos espera” (Beato Carlo Acutis)
Carlo Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Londres, Inglaterra, donde vivía su familia. Sus padres, Andrea y Antonia Salzano, eran italianos que se encontraban en Londres temporalmente por motivos de trabajo. Carlo recibió el bautismo a las 3 semanas de vida a pesar de que sus padres no eran devotos. Tras el nacimiento de Carlo, la familia regresó a Milán, Italia, unos meses más tarde. Tuvo una niñera de quien recibió la formación y el gusto por la fe. En Milán asistió a la escuela primaria y secundaria con las Hermanas Marcelinas, luego fue al Liceo Clásico León XIII, dirigido por los jesuitas.
Desde que recibió la Primera Comunión a los 7 años de edad nunca faltó a la Santa Misa. Su pasión era la Eucaristía y tenía un profundo amor por la Santísima Virgen.
Siempre, antes o después de la celebración Eucarística, se quedaba delante del Sagrario para adorar al Señor realmente presente en el Santísimo Sacramento. La Virgen era su gran confidente y nunca dejaba de honrarla rezando cada día el Santo Rosario. La modernidad y la actualidad de Carlo conjugan perfectamente con su profunda vida eucarística y devoción mariana, que contribuyeron a que llegara a ser un chico muy especial al que todos admiraban y amaban.
Su adolescencia fue como la cualquier otro joven, pasaba tiempo con su familia y sus amigos. También dedicaba parte de su tiempo en ayudar a personas sin hogar, como voluntario en los comedores populares, y como catequista.
Aficionado a la informática, Carlo ideó y organizó un material audiovisual relacionado con la Eucaristía y los Milagros Eucarísticos siendo precursor del uso de estos materiales para la difusión masiva de contenidos religiosos. Fruto de su trabajo, fue una exposición sobre los milagros eucarísticos en el mundo y las apariciones marianas . La exposición, que recoge un total de 136 milagros, se ha difundido por los cinco continentes. Solo en los Estados Unidos ha llegado a millares de parroquias y a cien universidades; en el resto del mundo, a cientos de parroquias y algunos de los santuarios marianos más famosos, como: Fátima, Lourdes y Guadalupe.
A principios de octubre del 2006 cuando tenía 15 años, Carlo se enfermó. Parecía una gripe normal y corriente, pero era una leucemia, de las más agresivas. No había ninguna posibilidad de curación. Al cruzar la puerta del hospital, Carlo le dijo a su madre: “De aquí ya no salgo”. Más tarde, también les comentó a sus padres: “Ofrezco al Señor los sufrimientos que tendré que padecer por el Papa (en ese entonces el papa Benedicto XVI) y por la Iglesia, para no tener que estar en el Purgatorio y poder ir directo al cielo y por la conversión de los pecadores”. Cuando la enfermera le preguntaba cómo se sentía con esos dolores, Carlo respondía: “Bien. Hay gente que sufre mucho más que yo. No despierte a mi madre, que está cansada y se preocuparía más”. Pidió la unción de los enfermos y tres días después del diagnóstico, el 12 de octubre fallecía en el hospital San Gerardo de Monza.
Antes de conocer su enfermedad, Carlo hizo un video donde dijo que si moría le gustaría que lo enterraran en Asís. Por ello ha sido enterrado allí. El día de su funeral, tanto la iglesia como el cementerio estaban llenos de gente. Su madre recuerda que había gente que ella no conocía de nada. Personas sin hogar, inmigrantes, mendigos, niños... Un montón de gente que le hablaba de Carlo. De lo que él había hecho por ellos, y ella no sabía nada.
Existen más de doscientos sitios y blogs que hablan sobre él en diferentes idiomas. Ya hay muchas historias de conversión relacionadas con él, que ocurrieron tras su muerte. Los padres reciben cartas y solicitudes de oración de todo el mundo, y gran parte de este material fue recolectado durante la fase de beatificación diocesana.
El papa Francisco le declaró venerable el 5 de julio de 2018, continuando con el proceso de canonización que se había sido iniciado por el cardenal Angelo Scola, en la Arquidiócesis de Milán en 2013. La decisión de hacerlo venerable en tan corto espacio de tiempo ha sido acogido con entusiasmo y es motivo de consideración para todos aquellos que ven en Carlo un modelo de evangelizador del siglo XXI. "Su jornada giraba en torno a Jesús, que estaba en el centro. Las personas que se dejan transformar por Jesús y tienen esta fuerte amistad con Dios interpelan a los otros, irradian la imagen de Dios", afirmaba su madre.
El 5 de julio de 2018 el Papa Francisco firmó el decreto que reconoce las virtudes heroicas del adolescente, constatando oficialmente que vivió de manera heroica o sobresaliente las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad.
El Papa Francisco recibió el viernes 21 de febrero del 2020 a Angelo Becciu, prefecto para la Causa de los Santos, y aprobó la declaración de que la curación inexplicable de un niño en Brasil fue causada por la intercesión desde el Cielo de Carlo Acutis, por lo que fue proclamado beato el 10 de octubre del 2020. Está postulado como el virtual patrono de la ciber- evangelización.
Citando las palabras de Carlo: “Nuestra meta debe ser el infinito, no lo finito. El Infinito es nuestra Patria. Desde siempre el Cielo nos espera”. Suya es la frase: “Todos nacen como originales pero muchos mueren como fotocopias”. Esto lo decía porque veía a los jóvenes que presionados por las redes sociales, amigos y la cultura actual , imitaban modas y perdían la vocación que Dios les había dado. Carlo comprendía que alejarse de esa vocación los llevaba a la insatisfacción y sensación de vacío. Su frase antídoto para esto era: “ La tristeza está en mirarse a sí mismo, la felicidad esta en volcar nuestra mirada a Dios”
Carlo decía que nuestra Brújula tiene que ser la Palabra de Dios, con la que tenemos que confrontarnos constantemente. Pero para una Meta tan alta hacen falta medios muy especiales: los Sacramentos y la oración. En especial, Carlo situaba en el centro de su vida el Sacramento de la Eucaristía que llamaba “mi autopista hacia el Cielo”.
También decía: “Las personas hacen filas para los estadios, los conciertos. ¿Por qué no estamos allí con Jesús vivo en el Sagrario? Las personas deberían estar haciendo filas para entrar a las Iglesias”.
Carlo estaba tan consciente de la Presencia Real de Jesús en el Sagrario que cuando sus padres le ofrecieron hacer un viaje a Jerusalén, el prefirió quedarse en Milán pues pensó que allí había suficientes sagrarios para estar con Jesús y que esto le era más atractivo que ir a ver donde había estado Jesús hace 2000 años. “En la Eucaristía Jesús está vivo hoy”
Carlo estaba muy dotado para todo lo que está relacionado con el mundo de la informática, hasta tal punto que tanto sus amigos como los adultos licenciados en ingeniería informática lo consideraban un genio. Todos se quedaban maravillados por su capacidad de entender los secretos que oculta la informática y a los que sólo tienen acceso quienes han realizado estudios universitarios. Los intereses de Carlo abarcaban desde la programación de computadoras, pasando por el montaje de películas, la creación de sitios web, hasta los boletines, de los que se ocupaba también de la redacción y la maquetación, y el voluntariado con los más necesitados, con los niños y con los ancianos.
Resumiendo, era un misterio este joven fiel de la Diócesis de Milán, que antes de morir fue capaz de ofrecer su sufrimiento por el Papa y por la Iglesia. Carlo muere en Monza, Italia, 12 de octubre de 2006 a los 15 años, debido a una leucemia fulminante.
“Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida, vivir con Jesús, para Jesús, en Jesús. (…) Estoy contento de morir porque he vivido mi vida sin malgastar ni un solo minuto de ella en cosas que no le gustan a Dios”.
Su intensa vida espiritual lo llevó a crear lo que algunos llamaron el “kit para hacerse santo”, integrado por 6 actividades:
- la Misa,
- la Comunión,
- el Rosario,
- la lectura diaria de la Biblia,
- la confesión
- y el servicio a los demás.
Carlo también nos pide a nosotros lo mismo: nos pide que contemos el Evangelio con nuestra vida para que cada uno de nosotros pueda ser un faro que ilumine el camino de los demás.
Quería que toda la gente comprendiera que “Dios está siempre con nosotros, y que debía ser esto motivo de felicidad y de esperanza para todos, incluso cuando debíamos soportar la cruz pues al Gólgota subiremos todos pero podemos santificarnos durante ese camino”
Ojalá podamos decir como Carlo: “ Mi proyecto de vida es estar siempre unido a Jesús”. Y también esta otra frase: "La tristeza es la mirada dirigida hacia uno mismo, la felicidad es la mirada dirigida hacia Dios".
Carlo es indicado por el Papa como un ejemplo para los jóvenes al hacer un uso saludable de los medios de comunicación.
En 2020, el día ---------- de octubre, el Papa Francisco lo declaró beato, en Asís, lugar donde reposan sus restos.
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