LOS BUENOS PADRES EJERCEN SU AUTORIDAD
El ejercicio de la autoridad paterna ciertamente no es nada fácil, pues los padres de familia nos cuestionamos en diversas situaciones que se nos presentan, una tremenda duda: si estamos ejerciendo esa autoridad de manera justa, asertiva, resiliente, injusta, tirana, arbitraria, permisiva, traumática, incongruente, inconsistente, inmadura, y sobre todo, si en ella estamos dejando huella positiva para su educación y sano desarrollo.
La autoridad es un derecho que por naturaleza se nos otorga y nuestros hijos por naturaleza es su obligación obedecerla. Sin embargo para poder ejercerla sanamente, se deben tener en cuenta algunos requisitos, por llamarlo de alguna manera.
Es muy importante que se ejerza con justicia y equidad, con caridad y consideración, debemos cimentarla a través de un conocimiento pleno de nuestros hijos, de su situación particular, de sus necesidades, de sus sentimientos, problemas e inquietudes, sus habilidades y capacidades, de su edad, de su carácter, de su grado de escolaridad y nivel intelectual, y muchos otros aspectos de su personalidad, pero también no olvidemos que nuestro ejemplo es indispensable.
La autoridad de los padres no tiene fecha de vigencia, es intransferible, es irrenunciable, no es negociable. Sin embargo, si tiene un costo, tenemos que ganarla día a día, con nuestro ejemplo y grandes dosis de amor, tolerancia y carácter.
Desafortunadamente nuestros hijos al nacer no traían instructivo o guía incluida de cómo criarlos, pues cada día aparecen nuevas situaciones y tenemos que estar preparados y actualizados de modo que podamos educarles con un proyecto educativo, unos objetivos bien claros y una buena brújula, que indique las desviaciones, para hacer las correcciones. Para algunos padres, será más fácil decirles que si, para evitar disgustos, peleas, debates, malos ratos, largas discusiones, o no perder su “amor” al decirles que no. Pero decirles que no, algunas veces da una gran paz interior, por las consecuencias que se han podido evitar, con ese no.
Padres, sean valientes, no tengan miedo a educar bien a sus hijos, aunque que tengan que emplear su autoridad para hacerlo, las recompensas son grandísimas, y nunca perderán su amor, no educamos para que nos reconozcan, el amor y reconocimiento pleno lo estamos sembrando, pero la cosecha dará grandes frutos y en abundancia!! …seamos pacientes, tolerantes y confiemos en lo que estamos arriesgando a fin de educar hombres y mujeres plenos.
No podremos decir que estamos ejerciendo una autoridad positiva si no contamos con la virtud de la justicia y la justicia tiene que ver con la caridad. La autoridad no debe ser arbitraria ni autoritaria. El hecho de ser firmes, no implica que no haya situaciones donde tengamos que ser flexibles, dependiendo de la situación, ya que hay otros valores y virtudes humanas que también serán imprescindibles.
El sano ejercicio de la Autoridad paterna, no depende tampoco del tipo de familia, pues de igual manera será funcional y nutricia para un matrimonio funcional que para un papá o mamá que educan solos a sus hijos, sin apoyo del cónyuge, pues los factores que influyen y fortalecen la autoridad son valores universales y de gran transcendencia, pues en este ejercicio también trabajaremos pensando en educarlos en: el bien común, la caridad, coherencia, conciencia, confianza, control, disciplina, generosidad, orden, paciencia, tolerancia, prudencia, respeto, responsabilidad y compromiso, lealtad, solidaridad y espiritualidad.
La forma de educar a Nuestros hijos es nuestra responsabilidad, pues Dios nos los ha confiado!!, trabajemos por cuidar de ese sagrado tesoro que nos ha conferido!!
Dios nos bendice y nos ayudará!.
ADRIANA OLVERA MEDINA
Iglesiaehistoria.com | Querétaro, México | 2017
Todos los Derechos Reservados