LA LIBERTAD RELIGIOSA, TEMA ESENCIAL EN LAS ELECCIONES DE ESTADOS UNIDOS
10 de Noviembre de 2016
Washington (Jueves, 10-11-2016, Gaudium Press) Las elecciones de Estados Unidos son necesariamente un tema relevante para la política en el mundo entero, pero en pocas oportunidades tiene una relación tan estrecha con el tema de la religión. Después de la notable controversia sobre la libertad religiosa que ha marcado el debate en los últimos tiempos en los EE.UU., la información sobre la identidad religiosa de los electores ratifican la influencia del tema religioso sobre la contienda electoral.
La preocupación por la libertad religiosa tuvo una influencia notoria en las elecciones presidenciales. Foto: Nathan Rupert.
El voto de los católicos ha estado consistentemente del lado ganador desde 2004 según cifras del Pew Research Center de Estados Unidos, cuando una mayoría católica (52%) votó por un segundo mandato de George W. Bush. En las elecciones de 2008, una mayoría católica respaldó a Barack Obama (54%) y en 2012 un porcentaje menor apoyó la reelección (50%), reflejando las consecuencias del debate sobre la libertad religiosa y el llamado mandato antinatalista que para ese momento agotaba los canales de diálogo con la administración después de que la 'acomodación' para empleadores religiosos demostrara ser insuficiente.
Para la elección de 2016, el mandato antinatalista ya era protagonista de una larga batalla jurídica que llegó hasta la instancia de la Suprema Corte, con su rostro más visible en las Hermanitas de los Pobres, quienes demandaron ante el riesgo de cuantiosas multas por negarse a incluir fármacos abortivos, esterilización y anticonceptivos en los planes de seguros de salud de sus empleados. En esta última elección el voto católico retiró su apoyo del partido demócrata y volvió a apoyar mayoritariamente al candidato republicano (52% contra 45%). Es llamativo notar que los católicos de origen hispano disminuyeron esta cifra a causa de las duras políticas migratorias anunciadas por el presidente electo (sólo un 26% de los hispanos católicos voto por Donald Trump, mientras que los católicos blancos lo respaldaron en un 60%.)
La controversia sobre libertad religiosa liderada por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) no sólo involucró a los católicos. Numerosas organizaciones religiosas de otras denominaciones demandaron la medida y empleadores particulares con identidad cristiana obtuvieron victorias jurídicas en favor de la libertad religiosa. El respaldo al candidato ganador de los electores evangélicos identificados como "born again" (vueltos a nacer) es emblemático en las elecciones de 2016: 81% apoyaron al candidato ganador contra 16% que apoyaron al perdedor. La votación de protestantes también fue mayoritaria en favor del presidente electo (58%), así como la de los mormones (61%).
Las revelaciones de los contenidos de correos electrónicos de la campaña de la candidata demócrata revivieron la controversia sobre sus posiciones expresadas en abril de 2015 sobre la moralidad religiosa, la cual "debe ser cambiada" para dar lugar al cumplimiento de las leyes sobre aborto y anticoncepción. Los contenidos de los correos contenían graves críticas y mofas sobre la doctrina católica e incluso la discusión sobre la necesidad de fomentar una "revolución" en contra de la jerarquía eclesiástica, para lo cual ya se habían creado dos organizaciones de presión de identidad supuestamente católica.
La posibilidad de que los creyentes ajustaran sus preferencias electorales para frenar un posible gobierno que pusiera en riesgo su libertad religiosa parece confirmarse en el cambio de intención de voto frente al propio candidato del partido republicano en las elecciones primarias de ese partido. En ese momento, el candidato republicano contaba con apenas un 36% de la intención de voto de los "born again", la cual aumentó notablemente cuando se ratificó su candidatura. Ya sea por afinidad directa por el partido o como voto en contra de la candidatura demócrata, el voto de los creyentes tuvo gran influencia en el resultado final.
Con información de First Things, Pew Research Center y Crux Now.
Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el enlace http://es.gaudiumpress.org/content/83471#ixzz4PkTdUX5d
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http://voxfides.mx/columnas/2216-victoria-de-trump-los-medios-reflejan-la-realidad-o-la-manipulan
VICTORIA DE TRUMP: LOS MEDIOS ¿REFLEJAN LA REALIDAD, O LA MANIPULAN?
Escrito por Mario Arroyo.
La victoria republicana manda un claro mensaje a los medios de comunicación: los invita a ver si realmente están cumpliendo su función.
Después de una agónica y sucia batalla por el poder en Estados Unidos, “sorpresivamente” Donald Trump ganó la elección estadounidense. Resultaba patético comprobar la mal disimulada molestia y el desconcierto en la mayoría de medios masivos de comunicación, que “no se esperaban” tal desenlace.
Independientemente de si a uno le gustaba Trump, prefería a Hillary o francamente no se identificaba por ninguno de los dos, teniendo que decidir, según la clásica expresión, entre “morir de sida o de cáncer”, la victoria republicana lanza un claro mensaje a los medios de comunicación, a los grupos de poder, a las encuestadoras y, de rebote, a toda la población.
¿Cuál es ese mensaje? En realidad es muy sencillo, obvio; las buenas madres se lo enseñan a sus hijos de pequeños: cuando comienzas a mentir, terminas por creerte tus propias mentiras, pero tarde o temprano te das de topes con la dura realidad.
Resultó evidente, por los resultados de la elección, que las predicciones, las encuestas, lo que decían los medios de comunicación no se cumplió. “Sorpresivamente” la gente eligió algo diferente de lo que los medios de comunicación y los grupos de poder les habían indicado que deberían elegir. Fue una derrota, digámoslo así, de lo “políticamente correcto”, de lo que “deberíamos elegir”.
No estoy a favor de Trump, estoy en contra de que nos dicten lo que tenemos que pensar y hacer. El voto escondido, aquellos que temían manifestar su preferencia por la “presión social y mediática”, por ir en contra “de lo que todos dicen” se mostró apabullantemente superior.
La victoria republicana manda un claro mensaje a los medios de comunicación, les invita a realizar un hondo examen de conciencia, para ver si realmente están cumpliendo su función o se están extralimitando. Es decir, el periodismo ¿refleja la realidad?, ¿es un espejo de la sociedad? O por el contrario, ¿manipula la realidad?, ¿busca describir lo que hay o pretende transformar esa realidad, encauzarla, orientarla en una dirección concreta?
¿Cuál dirección? La que le dictan los grupos de poder, los pequeños cenáculos desde donde se establece lo que está bien visto pensar, decir o hacer.
En definitiva, se trata de ver a quién le deben fidelidad: a la verdad, y con ella al pueblo, a la gente normal que en principio deberían servir; o, por el contrario, al mejor postor. La victoria de Trump evidenció el divorcio entre los medios de comunicación y la verdad, mostrando su vergonzosa sumisión a grupos de poder.
Los diarios, digitales o impresos, los noticieros, etcétera, deberían mostrar, lo más llanamente que fueran capaces, la realidad, independientemente de si les agrada o les favorece. De hecho, a los destinatarios no nos interesa lo que piensan los periodistas, sino lo que sucede, y buscamos sus servicios con esta intención: enterarnos de lo que pasa. Por el contrario, hemos sido testigos, y lo seguimos siendo por las reacciones de sorda cólera que muestran sus comentarios, de que no es así. Han abandonado el ideal, ciertamente inalcanzable en toda su pureza, de la imparcialidad. Se han adjudicado una función que nadie les ha concedido: no reflejar la realidad, sino dirigirla en una dirección bien concreta, predeterminada, que beneficia a ideas y grupos de presión específicos.
Muchas veces no se ve el desfase, pero tarde o temprano la verdad sale a la luz, dejándolos en bochornoso desconcierto.
Las personas normales es fácil que confundan la realidad –lo que pasa, lo que piensa la gente– con lo que están diciendo los medios de comunicación. Al fin y al cabo ellos ofrecen una visión panorámica, una perspectiva, aglutinan la información. Por eso muchas veces estas personas se encuentran indefensas ante la desinformación ofrecida por los medios de información. Por ello, por ejemplo, callan la intención de voto, se da el “voto escondido”, porque los medios les han hecho creer que la realidad es otra, diferente de la que realmente es.
La victoria de Trump muestra que no sólo la gente común fue engañada, sino que los propios medios de comunicación se creyeron su engaño, realmente pensaron que la realidad era como ellos decían; que por decreto se construye la verdad. Olvidaron lo que muchas veces callaron, lo que no dijeron, las veces que se hicieron de la vista gorda, silenciaron datos, exageraron otros, o sencillamente miraron hacia otro lado. Las veces que condenaron al silencio a las opiniones, los hechos, las realidades que no favorecían sus propios puntos de vista.
Hoy todo eso les pasó factura, esperemos que aprendan la lección.
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