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JEAN DANIÉLOU  S. J. (1905-1974)

PENSADOR CATÓLICO

 

 

 

 “Pienso que actualmente hay una crisis muy grave de la vida religiosa y que no se necesita hablar de renovación, sino más bien de decadencia. La causa esencial de esta crisis es una falsa interpretación del Vaticano II”.

 

Entrevista en Radio Vaticana con Jean Daniélou, el 23 de octubre de 1972.

 

Estamos ante una de las personalidades más relevantes del Concilio Vaticano II: el teólogo y estudioso de la Patrística Jean Daniélou.  Su nombre completo: Jean Guénolé Louis Marie Daniélou, francés nacido en Neuilly-sur-Seine, y Jesuita.

 

El padre de Jean, Charles Daniélou(1878-1953), fue un político anticlerical tras evolucionar de un pasado conservador, siendo varias veces ministro de la Tercera República Francesa, con tendencia masona, así que fue todo un shock que Jean, tras estudiar en la Sorbona, decidiese ingresar en la Compañía de Jesús, en 1929 y se ordenó sacerdote el 20 de agosto de 1938.

 

Jean terminó su tesis doctoral en 1942, en 1944 fue nombrado profesor de Historia Antigua de la Iglesia en el Instituto Católico de París y comenzó una brillante producción como estudioso de la liturgia y la espiritualidad, que le llevaron a ser nombrado por Juan XXIII perito en el Concilio Vaticano II.

 

El concilio Vaticano II fue un estímulo positivo para elevar la mirada más allá de los estrechos límites del mundo occidental, y para reflexionar sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones, no sólo con la religión judía, sino también con las religiones de todo el mundo.

 

Tres directrices bien definidas caracterizan la actividad de Jean: profesor universitario, escritor y pastoralista.

 

El profesorado lo ejerció en la Facultad de Teología del Instituto Católico de París desde 1943, año en que, por acuerdo unánime del claustro, sucede a Julio Lebreton en la cátedra de Orígenes Cristianos. Había dado ya pruebas de su valía, primero, con su tesis doctoral: Platonisme et théologie mystique, Essai sur la doctrine spirituelle de saint Grégoire de Nysse (París 1944); y sobre todo porque había iniciado en 1942, junto con Henry de Lubac, la prestigiosa colección Sources Chrétiennes. Fue varios años Decano de la Facultad de Teología. El 20 de abril de 1969 Pablo VI le nombró Cardenal.

 

La contribución más valiosa de Jean, según los entendidos son, sus trabajos sobre las fuentes de la historia cristiana, que han contribuido al desarrollo de los estudios bíblicos y patrísticos. Otra faceta importante de su trabajo intelectual tiene que ver con la interpretación cristiana de la historia (El misterio de la historia) y la historia de la salvación. Conoció mucho del desarrollo del pensamiento católico, concretamente del pensamiento francés (Cinquante ans de pensée catholique franquise, París 1955), y abordó temas muy polémicos: en Escándalo de la verdad (Madrid 1962) defiende la certeza metafísica; en Oración y política (Barcelona 1966) defiende las «instituciones cristianas» y la necesaria interdependencia de la religión y la civilización; continúa la controversia sobre este tema en Cristianismo de masas o de minorías (Burgos 1968).

 

Desde principios de los años cuarenta hasta los años setenta del siglo XX, Jean escribió abundantemente sobre este tema fundamentando sus tesis en el estudio de los Santos Padres de la Iglesia. La perspectiva desde la que observa las tradiciones religiosas del mundo es, inequívocamente, la del designio de Dios para la salvación de la humanidad en Jesucristo, tal como es entendido por la fe cristiana.

 

Otros temas candentes tratados por Jean en diversas obras son la salvación de los no cristianos, la relación entre el cristianismo y las otras religiones, y el problema ecuménico ecumenismo, entre otros.

 

Jean fue fundador del Círculo San Juan Bautista, en París, destinado a la formación de los jóvenes. Muchas de las conferencias pronunciadas en este centro se publicaron en libros de divulgación seria, tales como: Le mystére du salut des nations (París 1945); Les laics et la mission de l'Eglise (París 1962); Les évangiles de fenfance (París 1967; Barcelona 1969); La résurrection (París 1968).

 

Jean siguió su trabajo  en el Centro Richelieu de La Sorbona y en la Escuela Normal de Sévres entre alumnos universitarios. Con Bible et liturgie (París 1950) y con L'entrée dans l'histoire du salud, Baptéme el confirmation (París 1967) contribuyó a los estudios litúrgicos.

 

Sin embargo, las obras fundamentales de Jean, proceden de su enseñanza universitaria. Especialista en los orígenes cristianos y en el estudio de la patrística, escribió: Histoire des doctrines chrétiennes avant Nicée, I, Théologie du christianisme (Tournai 1957), Message évangélique el culture Héllenistique aux He et IIIe siécles (Tournai 1961); Etudes d'exégése judéo-chrétienne, Les testimonia (París 1966). En colaboración con H. I. Marrou escribió el tomo I de la Nouvelle histoire de l'Eglise (París 1963; Madrid 1964), corriendo a su cargo el tema de su especialidad: desde los orígenes al Concilio de Nicea. Otras obras: Los manuscritos del Mar Muerto y los orígenes del cristianismo (Madrid 1961); Origéne (París 1952); Trilogía de la salvación (Madrid 1964); En torno al misterio de Cristo (Barcelona 1961

 

Jean es tenido como un hombre especialmente libre, fuera de los esquemas. La única posición religiosa con la cual el cardenal tenía poca paciencia era el ateísmo. Lo consideraba “profundamente deshumanizante”.

 

Murió el 20 de mayo de 1974, de un infarto con 69 años de existencia.  Alrededor de su muerte se han desencadenado varias opiniones. Así la izquierda, tan interesada en las cosas internas de la Iglesia, influyó mediáticamente en las circunstancias de la muerte hasta conseguir durante mucho tiempo aplastar el buen nombre del purpurado. El día anterior estuvo junto a la casa de la prostituta Mimí Santoni.

 

Este es el relato de Mimí, dado a conocer por Emmanuelle de Boyson: “Venía para traerme dinero para ayudarme a pagar el abogado de mi marido, que se encontraba ingresado en prisión".

 

Concluía la Santoni: “Cayó de rodillas. Su cabeza se golpeó sobre el suelo. Un último respiro y después nada. Mucho tiempo después me dije: ¡qué bella muerte para un cardenal caer de rodillas!”.

 

La Hermana Gracia, religiosa de la casa donde Jean vivía, relata: “En cuanto llegó a nuestra casa, mostró su disponibilidad para celebrarnos la misa de la mañana, a las 7. Pero después de la Eucaristía el cardenal se sentaba durante veinte minutos de oración en silencio, antes de dar la bendición, desbaratando así todos los horarios de la casa”. Verdaderamente un sacerdote así ¿tenía una doble vida? Sor Gracia extiende los brazos: “Jamás he creído tales historias”.

 

Finalmente sólo Dios tiene la última palabra, pero Danielou es un protagonista olvidado de la teología contemporánea del Vaticano II.

 

 

 

TOMADO DE:

http://es.wikipedia.org/wiki/Jean_Dani%C3%A9lou

http://www.religionenlibertad.com/la-verdad-usurpada-del-cardenal-danielou-muerto-en-1974-en-casa-22651.htm

http://ec.aciprensa.com/wiki/Jean_Dani%C3%A9lou

 

 

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