ENCUENTRO DEL PAPA FRANCISCO CON LOS ADULTOS MAYORES
EN LA PLAZA DE SAN PEDRO, EN EL VATICANO.
En el marco de la primera Jornada Internacional del Adulto Mayor organizada por el Pontificio Consejo de la Familia bajo el lema “La bendición de la larga vida” el Santo Padre Francisco se reunió en la Plaza de San Pedro en el Vaticano con adultos mayores.
La iglesia, no ha sido omisa al grupo de personas de la tercera edad, ha estado ocupada y preocupada, advirtiendo que la población mundial estará pronta a contar con unos mil millones de personas de este grupo en unos diez años (año 2025) y nos convoca a colaborar por una sociedad más justa y equitativa en donde se considere la gran importancia que tienen las aportaciones en experiencia y sabiduría que este grupo ha adquirido a lo largo de la vida y que son las raíces de cada una de las familias.
La iglesia nos hace notar que “cuando en la vejez la vida se vuelve frágil, no pierde nunca su valor ni tampoco su dignidad, cada uno es importante y necesario”. Sin embargo, un aumento de la población de la tercera edad no se ha visto reflejado en políticas públicas adecuadas ni en la economía ni en la cultura tampoco en servicios urbanos adecuados, y en la salud poco se ha hecho. En consecuencia hay que replantearse los compromisos que el mundo y la Iglesia tienen hacia los ancianos.
En diversos encuentros, el Papa Francisco ha recordado cómo el anciano se ve enfrentado a la cultura del descarte, es decir, existe un pueblo que no custodia a sus ancianos, los descarta, existen actitudes escondidas como la eutanasia.
El P. Andrea Ciucci, del Pontificio Consejo para la Familia destacó que “hay una vocación particular para los ancianos y los abuelos en la sociedad y la Iglesia” iniciativa que nació del propio Santo Padre para el encuentro que el 28 de septiembre tuvo el Papa Francisco con miles de ancianos en la Plaza de San Pedro.
El sacerdote recordó que muchas veces el Papa ha recordado la importancia de las personas mayores, como cuando dijo que “el cuidado que se da a los ancianos, como a los niños, es un indicador de la calidad de una comunidad”. Cuando los ancianos son echados fuera, cuando son aislados y a veces se desvanecen por la falta de cuidado, es un signo terrible.
El encuentro titulado “La bendición de una larga vida”, donde participaron miles de ancianos y abuelos venidos de muchos países del mundo incluso aquellos miles que, aunque no pudieron asistir físicamente, participaron a través de internet y la televisión.
“Las personas mayores y los abuelos no son solo parte del cuidado pastoral”, sino que tienen “una particular vocación”. Son transmisores de la fe, son una ayuda para los padres, de gran importancia es la oración de los ancianos, de los abuelos, y la transmisión del Evangelio a las familias. Es gratificante para ellos mismos y para la familia y sociedad.
Pueden ayudar a comprender que el debilitamiento de la vida no es una tragedia final, sino más bien “el testimonio de la esperanzan en el más allá”. Ser anciano, afirmó, es “una vocación”, para transmitir la fe, para orar, para leer las Sagradas Escrituras, para promover una cultura de la esperanza, para promover una cultura de la fe compartida, compartir una manera de permanecer en el mundo para las nuevas generaciones.
HASTA LA PRÓXIMA
SILVIA MADRIGAL HERNÁNDEZ
Octubre 2014
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