EL CAMPESINO ITALIANO QUE HABLA CIEN IDIOMAS
AUTODIDACTA Y GENIAL LINGÜISTA, RICCARDO BERTANI, DE 86 AÑOS, HA PUBLICADO DICCIONARIOS, ENSAYOS Y MANUALES DE TRADUCCIÓN
Ricardo Bertani, durante una conferencia en Módena - ABC
ÁNGEL GÓMEZ FUENTES Corresponsal En Roma13/02/2017 12:54h - Actualizado: 14/02/2017
Riccardo Bertani es uno de los más originales intelectuales italianos. Un campesino autodidacta que conoce un centenar de idiomas, con particular vocación por los de Asia Central. A sus 86 años ha publicado centenares de volúmenes, entre diccionarios, traducciones, ensayos de lingüística y folclore, con geniales comparaciones entre lenguas y tradiciones del mundo.
Durante más de 70 años Bertani se levantaba cada noche a las dos y permanecía sentado en su escritorio hasta las nueve de la mañana, en el silencio de Caprara, un pueblecito de 670 habitantes en la provincia de Reggio Emilia, al norte de Italia. Después se ocupaba de algunas labores del campo.
Ahora se levanta a las cinco para leer, escribir y disfrutar de los amaneceres. Es lo que él llama «estremo mattino», su amor por ver la salida del sol, «cuando la mente está más limpia y fresca», confiesa a ABC en su casa llena de libros, donde vive solo desde la muerte de su madre.
Un hogar siempre abierto en el que junto a la puerta, en la calle, figura esta placa: «Fondo de la biblioteca documental Riccardo Bertani». Se trata de una colección de obras y trabajos de gran importancia lingüística y cultural, que ha donado a Campegine, el pueblo del que depende Caprara.
Nacido en una familia campesina, en ambiente familiar con estímulos culturales derivados de un padre que fue alcalde comunista de Campegine en la posguerra, en su casa había muchos libros rusos. Leyó siendo muy joven a León Tolstoi y descubrió pronto que su futuro estaba en las lenguas, especialmente las remotas. Aprendió en poco tiempo ruso y se apasionó por Rusia, las estepas siberianas, el Oriente y las lenguas de esos pueblos. Ahora prepara un libro de próxima publicación sobre los aíno, milenario pueblo japonés.
Con extraordinaria memoria nos refiere algunos de sus estudios sobre infinidad de lenguas, muchas desparecidas: de los etruscos, de los aíno, de los mayas, de los pueblos de Mongolia y de etnias autóctonas de Siberia, del lituano y otros idiomas nórdicos, el serbo-croato, el persa, e incluso de los vascos.
No ha viajado por esos mundos que ha estudiado durante decenios. Bertani se ha limitado a visitar algunos ateneos y universidades para dar conferencias y presentar algunos de sus libros. «Mis piernas ya no me permiten alejarme de casa», dice con resignación, pero su inspiración parece inagotable: «Me inspiro en el gran maestro Tolstoi. En la ética de las cosas sencillas, según la cual uno vale por lo que es, no por lo que tiene».
Con razón Bertani está considerado un fenómeno de genialidad. Pero él solo quiere ser recordado «por el trabajo, no como un fenómeno». Un caso único en el mundo.
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