APARTADO SOBRE TEOLOGÍA DE LA HISTORIA.
(módulo 8)
32.-De muchas esperanzas, a la esperanza cristiana.
En el número 30 el Papa Benedicto distingue las diversas esperanzas. Algunas de ellas no pueden saciar el corazón del hombre aún cumpliéndose. El hombre necesita algo que vaya más allá. Sólo se puede contentar con algo infinito, más de lo que nunca podrá alcanzar. La época moderna ha sustituido el reino de Dios por el reino del hombre. Esta esperanza no ha sido para mí personalmente, o porque se privó de la libertad no es un mundo bueno. Luego la gran esperanza (31) sólo puede ser Dios, que abraza el universo. Dios es el fundamento de la esperanza, del Dios que tiene un rostro humano y que nos ama hasta el extremo a cada uno en particular y a la humanidad en su conjunto. Aquello que se intuye vagamente, lo que se anhela en lo íntimo de ser, es la vida que es realmente la vida. Por eso es necesario que fijemos la atención en los lugares de aprendizaje y ejercicio de la esperanza.
33.-La tradición como hipótesis significativa según la perspectiva de Mons. Luigi Giussani, a través de su obra capital en la perspectiva pedagógica vital y contemporánea: Educar es un riesgo
Tomar la decisión de que toda la vida consiste en un encuentro con Jesucristo.
Ante el cristianismo que ha palidecido de una manera singular.
Se percibe el ser cristiano como una serie de prescripciones: no debes, no puedes.
¿Cómo llego yo a ser yo mismo? Me dejo arrastrar por las modas del tiempo; pilotado fuera de mi por las ideologías y sectas que practican la prohibición del pensar.
La autoridad me conduce hacia mi verdadero yo?
La libertad de una existencia fiel a Jesucristo y a su Iglesia. El habla de camino decisivo en qué comprometerse para llegar a ser uno mismo: alcanzar la meta del camino.
La amistad es esencial. NO para instrumentalizar: volver transparente a Cristo . Volver el mundo transparente a Cristo.
Orientar la educación de los jóvenes: a través de ellos se construye la sociedad. Educación verdadera, de lo humano; del corazón, ya que el corazón es el mismo. Mi corazón es como tu corazón. Educar el corazón del hombre tal como Dios lo ha hecho.
a)Para educar es necesario proponer adecuadamente el pasado de la tradición.. SE debe de proponer la tradición como hipótesis significativa; La tradición conscientemente permite una mirada totalizante sobre la realidad, hipótesis de significado, una imagen del destino; más que en los libros está en el corazón. Una hipótesis de trabajo con la que la naturaleza lanza al hombre a la comparación con todo.
b)El pasado puede proponerse sólo si se presenta dentro de una vivencia del presente que subraye su correspondencia con la exigencias últimas del corazón.
c)La verdadera educación tiene que ser una educación en la crítica. Todo lo bueno que se ha vivido de pequeño en la vida, se llega a cierto punto en el cual la mochila se la pone delante para examinar todo: pro-ballio, de ahí viene problema: tiene que convertirse en problema lo que nos han dicho, para madurar, si no se abandona irracionalmente. krinein y crisis de ahí deriva crisis: mirar dentro, crítica, no necesariamente es algo negativo., ¿Por qué?, siempre encontrar la respuesta, examinarlo todo, ¿por qué? El criterio último de juicio está en nosotros, está en el corazón: es exigencia de verdad, de belleza de bondad. Hace falta una educación crítica. Se recibe el pasado a través de una vivencia presente en la que está implicado, que le propone ese pasado y le proporcione sus razones: es verdad, no es verdad, lo dudo.
d)Le ha de ayudar una compañía, una autoridad.
La identificación entre problema y duda es el desastre de la conciencia que tiene la juventud. La duda es el término de una indagación, pero un problema es una invitación a comprender lo que tengo delante, a descubrir un bien nuevo, una verdad nueva, a tener una satisfacción más completa y madura.
La tradición de un pasado de 2000 años. Mostrar la pertinencia de la fe a las exigencias de la vida. La fe corresponde a las exigencias fundamentales y originales de la racionalidad, corresponde a las exigencias del corazón. En la Biblia racionalidad utiliza la palabra corazón.
Lo que la fe propone es el camino de la vida.
Vivir la fe como una premisa que no se mantiene, como una premisa que no afecta a la vida; la vida es hoy. Dios tiene que ver con lo que ahora vivo, con lo que ahora experimento.
La separación del cielo y de la tierra es el delito que ha hecho del sentimiento religioso algo vago y abstracto, como una nube que corre por el cielo y luego se difumina.
La gloria de Cristo es algo temporal, del tiempo, del espacio, de la historia, que coincide con lo eterno.
En la experiencia de un gran amor, Guardini, todo se vuelve un acontecimiento dentro de su ámbito. Todo. Vale para el amor de un hombre y de una mujer, cuando el amor es fuerte y es sincero.
Vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó hasta entregarse por mí (Gál 2,20).
Se tiene que llegar a la certeza moral.
La fe tiene que ver con la racionalidad para tener que ver con la vida del hombre.
Existe la razón débil y el nihilismo.
La realidad experimentable es signo de otra diferente. La fe es exaltación del signo.
Remite a otra cosa fundamental. La verdad es adecuación de la realidad y el entendimiento.
Este ha de ser el concepto fundamental de nuestra enseñanza.
La fe acontece en mí.
La fe responde a las exigencias del corazón más que cualquier otra hipótesis, por esto es más racional que cualquier hipótesis racional.
El cristianismo es un acontecimiento, hay que someterle la vida, la vida entera en cada instante. Es la experiencia de un gran amor.
34.- Jesucristo y Santa María de Guadalupe deberían ser nuestro camino ante el reto cultural.
35.-Humanismo guadalupano.
Ante la antropología del desastre, Santa María de Guadalupe, es la cuna de un humanismo, hoy ignorado o que está aún por realizarse. Tener rostro y corazón desde Santa María de Guadalupe, significa ser personas y ser educados por Ella en orden al compromiso.
Las ciencias, la tecnología, la economía, las diversiones, la política, la familia, etc., tienen su vértice benefactor en la persona. Si la razón hoy está enferma y abundan los nihilismos callejeros, el Sol que se eleva- Cuauhtlehuáni- Guadalupe- nos ilumina para poner en el centro a la persona interpersona: ha de ser respetada, ha de ser tomada con mimo y se le ha de ubicar con sus limitaciones y vulnerabilidades. Esto nos lo recuerda la antropología mexica que se desprende de la terminación reverencial tzin-tzintli: Juan Diego, Juan Diegotzin - oh gran señor Juan Diego, pobre Juan Diego, Juan Diego, hijo de mi corazón.
El Consejo Permanente de la Conferencia del Episcopado Mexicano en meses pasados señalaba que no existe proyecto de nación, y así es. Hoy los políticos nos hablan de proyectos alternativos de nación. Proyectos que nacieron muertos por reduccionistas y excluyentes. ¿Será un dictador o un partidazo el que señale el rumbo a seguir en el futuro próximo? Los males son muchos y los remedios sólo parches en una sociedad cansada y deteriorada por los agoreros y por las razones agotadas. Sin la Sabiduría nos han venido todas las calamidades.
Retomar el Acontecimiento Guadalupano, - lo nelli, lo verdadero, lo que tiene raíz-, hoy puede ponernos en el rumbo del plan de Dios, sobre nuestro pueblo y de cara a nuestra misión en todas las naciones. Desde Guadalupe se puede fundamentar un compromiso en relación a la comunión-comunidad con el tú divino y el tú humano. Humanizar el entorno con la impronta guadalupana es hacer que el Evangelio sea semilla de cultura, de convivencia, de justicia: ser más, para servir mejor y amar óptimamente, para poseer la excelencia de la felicidad.
Desde la cosmovisión guadalupana se pueden crear nuevas formas de presencia en la política, en el arte, en la literatura y en otras concreciones expresivas de modo que se pueda ofrecer el fundamento último de sentido existencial.
Puede ser el Acontecimiento del Tepeyac nuestra hermenéutica existencial para el mundo de hoy. Si cerramos el corazón a Guadalupe, nos espera el infierno, que ya está a la puerta, del egoísmo, del crimen y de los lucradores de la miseria humana.
Edificar en corresponsabilidad la civilización del amor es el reto cierto y auténtico de Guadalupe; es nuestro reto hoy. Ser guadalupano significa más allá de los actos piadosos, un modo de ser, un modo de pensar, un modo de estar en la realidad en proactividad para humanizar nuestro entorno.
Nuestro proyecto de nación, que nos debe involucrar a todos, pude tener en el humanismo guadalupano, su grandeza, su dimensión, su operatividad y su corazó
Pbro. PRISCILIANO HERNÁNDEZ CHÁVEZ C.O.R.C.
Diciembre 2013
"¿Quién, que vive en íntimo contacto con el orden más consumado y la sabiduría divina, no se sentirá estimulado a las aspiraciones más sublimes?"
¿Quién no adorará al Arquitecto de todas estas cosas?
Nicolás Copérnico
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