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ANA CATALINA EMMERICK  (1774-1824)

ESCRITORA Y MÍSTICA CATÓLICA

 

Ana fue una monja agustina canóniga, mística y escritora alemana. Nació en Flamske, una comunidad agraria, actualmente en la diócesis de Münster, en Westfalia, y murió en Dülmen a los 49 años. Juan Pablo II la beatificó el año de 2004. Desde pequeña decía tener visiones en las que se le aparecía principalmente Jesucristo cediéndole su cruz. Sus visiones fueron descritas por Clemente Brentano (1778–1842), poeta y novelista del Romanticismo alemán. Brentano ingresó en el monasterio de Dülmen (Westfalia), donde vivió en régimen de clausura como secretario de Ana.

Clemente publicó después de su muerte, tras un trabajo de organización prolongado de nueve años, con el título "La dolorosa pasión de Nuestro Señor Jesucristo en las meditaciones de la beata Catalina Enmerick".   Al final de su vida Clemente fue activo proselitista a favor de la Iglesia Católica.  El relato de los acontecimientos relativos al ministerio de Jesús, que dictó Ana a Clemente, sobrepasan en extensión y profundidad  cualquier narración sobre la vida de Jesús. Actualmente en español, solo está disponible en la Web el relato de La Pasión y los acontecimientos relativos a su Nacimiento y lo relacionado a la vida de su Bendita Madre, la Virgen María. Los episodios y acontecimientos de la vida cotidiana de Jesús, junto a Los Misterios del Antiguo Testamento, ambos relatos que también fueron dictados a Clemente, constituyen lo más notable y sorprendente de sus revelaciones y visiones. Ana no escribió, pero la Providencia le hizo conocer a Brentano para dejar su testimonio por escrito. Ana describe, a través de Clemente, con todo detalle los últimos días de la vida de Jesús.  Los defensores de Ana han argumentado que Clemente, transcribió las visiones de Ana a forma escrita, y que pudo haber embellecido el texto con sus propios complementos.

No existiendo una versión en español de las anotaciones del poeta, libre de los derechos de autor, hubo quien estudio y tradujo el texto en inglés de 1914 que se encuentra en la web, cuyo título es: " La amorosa vida y amarga pasión de Nuestro Señor Jesucristo y su Madre Bendita junto con Los Misterios del Antiguo Testamento".

 

La profundidad conceptual del relato es admirable con descripciones sorprendentes e inesperadas.  Leerlo permitirá al creyente, aumentar su fe y dar un soporte más lógico a los acontecimientos que actualmente son rechazados por los científicos y puestos en duda incluso por autoridades religiosas importantes. Leer estas visiones y revelaciones, es un regalo para los que creen y que no tiene precio en estos tiempos de incredulidad. Así como la película de Mel Gibson "Pasión de Cristo" produjo un impacto mundial inesperado en el cine, la Vida de Jesús según las visiones de Ana constituye más que un simple relato de los hechos constatados en los  Evangelios y es quizás más profundo y admirable que lo revelado exclusivamente en La Pasión del Señor.

La larga Historia de la Vida de Jesús, que fue recopilada en más de 1000 páginas de texto, escritas por Clemente Brentano a los pies de la cama de la estigmatizada, hay  muchas narraciones asombrosas, con representaciones muy detalladas y entretenidas de hechos conocidas y otros no mencionados en la Biblia.

Una muestra de la narración se transcribe: “Eran poco más de las nueve cuando Jesús llegó a Getsemaní con sus discípulos. La luna había salido, y ya iluminaba el cielo, aunque la tierra estaba todavía oscura. Jesús estaba cada vez más triste y advertía a los apóstoles de la proximidad del peligro. Éstos se sentían sobrecogidos y Jesús dijo a ocho de los que le acompañaban que se quedasen en Getsemaní, mientras Él iba a rezar. Llevó consigo a Pedro, Juan y Santiago y con ellos entró en el huerto de los Olivos. No hay palabras para describir la pena que oprimía su alma, pues el tiempo de la prueba se acercaba. Juan le preguntó cómo Él, que se había mostrado siempre tan sereno, podía estar tan abatido. «Mi alma tiene una tristeza de muerte», respondió Jesús; y por todos lados veía acercarse la angustia y la tentación como nubes cargadas de terribles prefiguraciones. Entonces, les dijo a los tres apóstoles: «Quedaos aquí, y velad conmigo. Recemos para no caer en la tentación.»

Jesús bajó unos pocos escalones hacia la izquierda, y se ocultó bajo un peñasco, en una gruta de seis pies de profundidad, encima de la cual los apóstoles se acomodaban en una especie de hoyo. El terreno se inclinaba ligeramente y las plantas que habían crecido sobre el peñasco de la gruta formaban una especie de cortina a la entrada, de modo que no podía ser visto.

Cuando Jesús dejó a sus discípulos, yo vi a su alrededor un círculo de figuras horrendas que se le acercaban cada vez más. Sintiendo tristeza y la angustia de su alma en aumento, temblando, penetró en la gruta para orar, como un hombre que busca abrigo de la tempestad; pero las horribles visiones lo seguían y eran cada vez más vividas. Aquella estrecha caverna parecía contener el espantoso espectáculo de todos los pecados cometidos desde la caída de Adán hasta el fin del mundo y el castigo a todos ellos destinado. A ese mismo sitio, al monte de los Olivos, habían ido Adán y Eva, tras ser expulsados del Paraíso, y en esta misma gruta habían gemido y llorado.

Sentí como si Jesús, al entregarse a la Divina Justicia en pago de nuestros pecados, de algún modo, retornara al seno de la Santísima Trinidad; así, concentrado todo él en su pura, amante e inocente humanidad, armado sólo de la fuerza de su amor inefable, la sacrificaba a las angustias y los padecimientos.

Postrado en tierra, sumergido en un mar de tristeza, todos los pecados del mundo se le aparecieron bajo infinitas formas en toda su auténtica deformidad; El los tomó todos sobre sí y ofrecióse en su oración a la justicia de su Padre celestial para pagar esa terrible deuda. Pero Satanás, entronizado en medio de todos esos horrores con diabólica alegría, dirigía su furia contra Jesús; y, mostrando ante sus ojos visiones cada vez más espantosas, gritaba a su adorable humanidad: «¿También vas a tomar esto sobre ti?, ¿sufrirás tú su castigo?, ¿estás listo para pagar por todo esto?»”

Solo Dios hubiera inspirado tan bellas letras. Es la lectura más hermosa, después de las escrituras. Una vez que se empieza es imposible no terminar de leerlo.

Desde los cuatro años de edad tuvo frecuentes visiones de la historia de la Salvación. Cuando tenía 24 años le empezaron a aparecer heridas sangrantes, estigmas que se hacían visibles periódicamente en Navidad y Año Nuevo. La primera de ellas el 29 de diciembre de 1812. Sus padres fueron muy pobres y de sencilla piedad cristiana. Fue la quinta de nueve hijos. Bautizada en la iglesia de Santiago en Coesfeld. Ya antes de los doce años participó en los trabajos de la granja. Luego fue costurera por varios años. Fue enviada a estudiar música a la casa de Stöntgen, organista pobre, a quien le dio todo lo que había ahorrado para entrar a un convento y esperó con ellos varios años como sirvienta.

A los 28 años de edad, entró a un convento agustino en Agnetemberg, Dülmen. Sus hermanas de claustro creían que había recibido facultades sobrenaturales debido a sus continuos éxtasis. Cuando Jerónimo Bonaparte, rey de Westfalia, cerró el convento en 1812, ella fue la última en abandonarlo; se le otorgó refugio en casa de una viuda, hermana del padre dominico Joseph Aloys Limberg, su confesor. Suprimido el monasterio por las autoridades civiles, se trasladó a una casa particular. Desde 1813 en adelante, la enfermedad la obligó a la inmovilidad.

Dios le concedió muchos dones místicos, entre ellos, visiones, estigmatización, locución, éxtasis, etc.  En los últimos años de su vida se sustentaba solamente de la Santa Eucaristía. Desde ese mismo año no tuvo más alimento que la Comunión, y pasó por tres exhaustivas investigaciones de la diócesis, la policía bonapartista y las autoridades.

Los últimos años de su vida experimentó místicamente la pasión de Jesucristo y trataba de describir en su dialecto bajo alemán las visiones cotidianas de lo sobrenatural que ella misma encontraba indecibles.

Escribió sobre la vida de Jesús algunos segmentos: "Nacimiento de Jesús"; "La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo", (libro que inspiró a Mel Gibson a filmar «La Pasión»); “La Vida de La Santísima Virgen María” y “La Vida de Nuestro Señor”; "La Resurrección".

Sus revelaciones místicas eran tan detalladas que ayudaron a descubrir la casa de la Virgen en Efeso.

El lunes 9 de febrero de 1824 murió en Dulmen consumada por las enfermedades y las penitencias. Al fallecer Ana Catalina, el escritor Clemente ordenó el material depositado en sus diarios. Preparó un índice de las visiones y la edición de «La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo». El libro fue un acontecimiento mundial. El escritor alemán comenzó entonces a ordenar las visiones de la «Vida de María». Brentano murió dejando la tarea inacabada. Después, distintos especialistas editaron los «Diarios» y compilaron, cada uno a su modo, las visiones sobre la Iglesia, el Antiguo Testamento, la Vida pública de Jesús y la Iglesia naciente.

«No hallé en su fisonomía ni en su persona el menor rastro de tensión ni exaltación», afirmó Brentano tras conocer a la religiosa. «Todo lo que dice es breve, simple, coherente, y a la vez lleno de profundidad, amor y vida».

Ante las acusaciones en su contra Lina Murr Nehmé, escritora ortodoxa, escribe sobre  Ana Catalina: "Creo que su mensaje esencial es ecuménico y que quienes la acusan de ser sectaria no la conocen. Para ella, los hombres y las mujeres no son buenos o malos en función de su religión o ideas, sino por motivo de sus actos. Por ejemplo, describe a Pilatos y a los grandes sacerdotes judíos con la misma severidad, pero utiliza un tono muy diferente cuando habla de la mujer de Pilatos, o de los judíos, o de los romanos compadecidos que mostraban gestos de misericordia hacia esta persona que, para ellos, no era ni Dios, ni el Mesías, sino un simple condenado.

Es verdad que en «La Amarga Pasión» escribe acusaciones sobre todo contra los judíos, pero es porque narra una tragedia que tuvo lugar en tierra judía. Cuando narra tragedias que han tenido lugar en tierras paganas, acusa a los paganos. De hecho, es lógico: la muchedumbre, con algunas excepciones, en general es perseguidora, y la escena de la Pasión lo demuestra con fuerza".

Fue declarada Venerable a finales del siglo XIX, su proceso de beatificación se reanudó en 1972. Una curación milagrosa, ocurrida en Alemania en 1880, fue atribuida a su intercesión. En el 2001 se declaró la heroicidad de sus virtudes. Fue beatificada el 3 de octubre, 2004, por Juan Pablo II.

Para concluir esta aproximación a la vida y textos de Ana Catalina se ofrece un fragmento de la Natividad de Jesús: "He visto que la luz que envolvía a la Virgen se hacía cada vez más deslumbrante, de modo que la luz de las lámparas encendidas por José no eran ya visibles. María, con su amplio vestido desceñido, estaba arrodillada con la cara vuelta hacia Oriente. Llegada la medianoche la vi arrebatada en éxtasis, suspendida en el pecho. El resplandor en torno a ella crecía por momentos. Toda la naturaleza parecía sentir una emoción de júbilo, hasta los seres inanimados. La roca de que estaban formados el suelo y el atrio parecía palpitar bajo la luz intensa que los envolvía.

Luego ya no vi más la bóveda. Una estela luminosa, que aumentaba sin cesar en claridad, iba desde María hasta lo más alto de los cielos. Allá arriba había un movimiento maravilloso de glorias celestiales, que se acercaban a la Tierra, y aparecieron con claridad seis coros de ángeles celestiales. La Virgen Santísima, levantada de la tierra en medio del éxtasis, oraba y bajaba las miradas sobre su Dios, de quien se había convertido en Madre. El Verbo eterno, débil Niño, estaba acostado en el suelo delante de María".

 

"Vi a Nuestro Señor bajo la forma de un pequeño Niño todo luminoso, cuyo brillo eclipsaba el resplandor circundante, acostado sobre una alfombrita ante las rodillas de María. Me parecía muy pequeñito y que iba creciendo ante mis ojos; pero todo esto era la irradiación de una luz tan potente y deslumbradora que no puedo explicar cómo pude mirarla. La Virgen permaneció algún tiempo en éxtasis; luego cubrió al Niño con un paño, sin tocarlo y sin tomarlo aún en sus brazos. Poco tiempo después vi al Niño que se movía y le oí llorar. En ese momento fue cuando María pareció volver en sí misma y, tomando al Niño, lo envolvió en el paño con que lo había cubierto y lo tuvo en sus brazos, estrechándole contra su pecho. Se sentó, ocultándose toda ella con el Niño bajo su amplio velo, y creo que le dio el pecho. Vi entonces que los ángeles, en forma humana, se hincaban delante del Niño recién nacido para adorarlo".

 

INFORMACIÓN TOMADA DE:

http://rosarioporlavida.ning.com/profiles/blogs/ana-catalina-emmerich-la-

pasi-n-de-cristo#sthash.ReEtzpV5.dpuf

http://www.corazones.org/santos/ana_catalina_emmerick.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Ana_Catalina_

Emmerickhttp://web.archive.org/web/20130502192437/

http://www.visionesemmerick.net/

index.php?option=com_content&view=article&id=1:bienvenida

 

 

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