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(69) EL RINCÓN DE LOS ABUELOS

 

EL PERDON

Las familias, hoy en día, muchas veces no toman en cuenta que la  solidaridad familiar es recíproca no  solamente de los abuelos hacia los nietos y sus familias, sino también desde éstos a los abuelos, que aunque ancianos siguen siendo ante todo personas dignas de respeto, cuidado y atención y pasan por alto que  tienen una vida a la que irrumpen sin considerar sus actividades o su descanso y descargan en ellos sus “imperiosas necesidades de última hora” , muchas veces sin ser urgente el apoyo que llegan solicitando.

Estas actitudes causan en las familias y en los abuelos, desencanto por decir lo menos, o fricciones que sobrepasan los malos modos y faltas de respeto. Sin embargo, los efectos positivos que pueden producir el cuidado de los nietos por  los abuelos, intensifican  los sentimientos de amor y ayuda hacia los demás, los sentimientos de utilidad y solidaridad, la afectividad por la relación con sus nietos, el disfrute de su presencia y la relación con la familia, el aumento de autoestima, el gozo por ver crecer a los miembros de la familia, o bien el encontrar sentido y felicidad a sus vidas.

Las fricciones con los nietos y sus familias pueden ser rápidamente superados pero hay otras familias o amigos que no pertenecen al primer círculo  familiar con los que se han tenido diferencias no superadas y que  el corazón  guarda haciendo de nuestra vida un “infiernito”, es tiempo de sanear nuestro corazón recordando que Jesús nos ha dicho que  amemos  a quien nos ha hecho el mal, a quien nos ha ofendido y nos ha causado males  no es algo que sea de inmediato será todo un proceso de sanidad interior que Dios, por medio del Espíritu Santo nos irá dando.
                                 
Es por ello que para poder perdonar de corazón, para no dejar que los insultos y problemas nos lastimen y agobien, es necesario contar con la gracia de Dios, que nos viene de una vida espiritual intensa. La perfección en todos los ámbitos de nuestra vida, requiere tenacidad, orden y tiempo para ejercitarse.

En la medida en que ordenamos nuestra vida para poder tener un buen rato de oración, y con constancia dedicamos tiempo a la lectura de la Palabra, siendo asiduos a la meditación y a la caridad, en esa medida nos iremos dando cuenta de que lo que hoy nos pide el Señor, e  incluso cosas mucho mayores, las lograremos con su Gracia.

Enfrentar las dificultades que se suceden en nuestra vida en compañía de Jesús, tenerlo con nosotros así como su mensaje, nos fortalece en nuestra fragilidad, podemos ser capaces de perdonar y de pedir perdón.

Él perdona definitivamente, cancela y olvida nuestros pecados si nos dirigimos a Él con humildad y confianza, nos ayuda a no desalentarnos en la dificultades. Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón como dice el Santo Padre Francisco.

Cuando se vive con Dios y ante Dios, no nos encontramos en el mismo punto, se busca vivir con más intensidad, las decisiones pasadas y las nuevas que afrontemos debemos vivirlas con más coherencia y dignidad.  No siempre es fácil, luchamos día con día para no caer pero si caemos nos arrepentimos y con la gracia de Dios nuevamente nos levantamos y volvemos a empezar, es decir, no permanecemos estáticos, ni nuestro cuerpo lo está, cada día sufre cambios.

En nuestra vida siempre hay pecado porque el egoísmo, el orgullo, la envidia, .... etc. nos hace imperfectos, sin embargo nuestra  fe  cristiana nos hace reconocer el pecado, reaccionamos y  reorientamos nuestra vida gracias al amor de Dios que nos perdona si verdaderamente estamos arrepentidos.  Debiéramos decir:  “voy haciéndome cristiano”  “ estoy tratando de seguir a Cristo con autenticidad” porque sabemos que El es el Camino la Verdad y la Vida.

 

HASTA LA PROXIMA
SILVIA MADRIGAL
SEPTIEMBRE   2014


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