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RÉGINALD GARRIGOU-LAGRANGE  O.P. (1877-1964)

PENSADOR CATÓLICO

 

 

"Es una falta de fe lo que quita el valor de avisar a los enfermos de que la muerte está cerca, y es gran perjuicio engañarles  e impedir así que se preparen. Óptima cosa es ponerse de acuerdo con un amigo para advertírselo mutuamente"

 

Así pensaba Réginald al momento cercano a la muerte de una persona.

 

Réginald  nació en Auch, Francia el 21 de febrero de 1877 y fallece en Roma el 15 de febrero de 1964. Perteneció a la orden de los dominicos, fue teólogo y filósofo destacado.

 

Su reflexión filosófico-teológica tiende a reunir en una síntesis el más fiel respeto al pasado y la comprensión y valoración de las exigencias modernas, fundándose en el pensamiento de Santo Tomás.

 

Réginald provenía de una ilustre familia, los suyos lo llamaron Gontran. Destacó como inteligentísimo, con una sed inmensa de conocimiento que le empujaba, siendo aún niño, a lecturas arduas, incluso de las obras nada fáciles de san Juan de la Cruz.

 

Una vez completados los estudios superiores, Réginald se inscribió en la universidad para estudiar medicina. Se acercaba, con todo, “la hora de Dios”.

 

Réginald después de estudiar Humanidades en La Roche-sur-Yon -Vendée-, en Nantes y en Tarbes, se decidió por la carrera de Medicina. Mientras la cursaba en Burdeos en 1897, leyó el libro L'Homme de Ernest Hello, lo que provocó la decisión fundamental de su vida: abrazar el estado religioso. Novicio dominico en Amiens, Ambroise Gardeil lo orientó hacia el tomismo; para perfeccionar su formación intelectual, lo envió a la Sorbona. Más tarde viajó a Viena, frecuentó algunos meses la Universidad de Friburgo -donde conoció a Norberto del Prado, teólogo que lo impresionó profundamente- y en 1905 entró a formar parte del equipo de profesores de Le Saulchoir.

 

La mayor parte de su obra escrita es fruto de la enseñanza académica y refleja los rasgos propios de su pedagogía escolar.

 

"El respeto de todas las religiones sean lo falsas o perversas que sean no es más que la orgullosa negación a la Verdad. Para amar sinceramente lo verdadero y el bien, es necesario no tener ninguna simpatía hacia el error y el mal. Para amar verdaderamente al pecador y contribuir a su salvación, es preciso detestar el mal que está haciendo". Este fue un pensamiento tajante de Garrigou-Lagrange.

 

 

La obra escrita de Réginald abarca cuatro extensos ramos: Apologética, Filosofía, Teología dogmática y Espiritualidad.

 

En Apologética su obra máxima es De Revelatione, en 2 tomos, manual clásico, que vio la luz en 1918 (4 ed. Roma, 1945). Situado entre el mundos de la razón y el de la fe. La obra comprende dos partes: una sobre la necesidad y cognoscibilidad de la Revelación; otra sobre su existencia.

 

En Filosofía Garrigou-Lagrange pertenece a la Neoescolástica impulsada por la encíclica Aeterni Patris (1879) de León XIII. Conduce a desvelar y debelar los riesgos del inmanentismo modernista de Bergson y Édouard Le Roy, apoyándose en el realismo de la crítica y ontología tomistas como base de una teología natural del ser que se proyecta a la demostración de la existencia y naturaleza de Dios.

 

En la Teología dogmática, Réginald sigue la Summa Theologiae, que es «su» libro. La encíclica Humani generis (1950) de Pío XII ratificó muchas de las tesis por las que él había luchado.

 

Réginald destacó más en el campo de la Espiritualidad. Apunta a Dios, pues la vida interior es «un preludio» de la vida del cielo. Dentro de este grupo de escritos pueden mencionarse: L'amour de Dieu et la Croix de Iésus, Juvisy 1929; La providente et la confiance en Dieu, París 1932; La Madre del Salvador y nuestra vida interior (París 1941, Buenos Aires 1947);

 

En el campo filosófico, su primera obra importante fue Les sens comun, la philosophie de l'être et les formules dogmatiques (1909). En esta obra, contra el modernismo y su concepción de la evolución de los dogmas, defiende que los dogmas permanecen inmutables, aunque se puede progresar en su conocimiento y en su formulación.

 

Description: El Salvador y su amor por nosotrosSu obra Dieu, son existence et sa nuture (1915), dirigida a resolver las antinomias del agnosticismo. En ella prueba la existencia de Dios apelando al principio de la razón suficiente: "todo lo que existe tiene su razón de ser en sí o en otro", principio fundamental en Garrigou-Lagrange, acorde con la línea clásica del tomismo que pone como alma de su cuerpo doctrinal la identificación en Dios de la esencia y la existencia, y la distinción real de ambas categorías en las criaturas.

 

Gontran vivió el acontecimiento central de su vida: si Jesucristo era la verdad absoluta, no una opinión, ni un maestro como hay tantos, sólo restaba seguirlo con una entrega total, o mejor dicho, consumirse por él. Imbuido de esta certeza, el joven dejó estudios y prometida y entró como novicio en la orden dominicana, en el convento de Amiens, donde, vestido con el hábito blanco, tomó el nombre de Fray Réginald, igual que el más instruido de los primeros discípulos de Sto. Domingo de Guzmán.

 

En 1909 Réginald fue llamado a Roma para que ejerciera la docencia. Teólogo profundo y seguro pese a sus escasos treinta años, fue, por más de medio siglo, un profesor cada vez más prestigioso, que enseñaba metafísica, teología fundamental y varios tratados de teología dogmática. Fundó en 1917 la cátedra de ascética y mística, en la que él mismo enseñaría hasta 1959, a causa de la fascinación que sentía por un hermano suyo de hábito, el padre Juan Arintero (1860-1928), místico e investigador de la teología mística de Sto. Tomás de Aquino.

 

"El hombre va haciéndose así cada vez más hijo de Dios, conoce con mayor claridad que Dios es su Padre y va como aniñándose más y más en su presencia. Comprende lo que quería decir Jesús a Nicodemo; que es preciso volver al seno del Padre para nacer de nuevo espiritualmente y cada vez más íntimamente, con aquel nacimiento espiritual que es una similitud, remota desde luego, del nacimiento eterno del Verbo. Los santos siguen realmente este camino, y así entre sus almas y Dios se establece esa conversación que, por decirlo así, nunca se interrumpe. Por eso, de Santo Domingo se decía que no sabía hablar sino de Dios o con Dios; por eso era siempre muy caritativo con los hombres, y al mismo tiempo prudente, justo y fuerte". Descripción que  ofrece Réginald en "Las tres edades de la vida interior"

 

xA este gran hombre de Dios nadie debe reprocharle  que no se adelantara a los tiempos y no dijera cosas nuevas, porque la verdadera sabiduría no estriba en hallar “novedades” que confundan y destruyan juntamente la verdad y las almas, sino en conocer y adherirse cada vez más intensamente a la verdad una y eterna como a Dios mismo, y en anunciarla en su esplendor. Por esto, mientras los innovadores pasan como el humo que se disipa, quien busque la verdad puede aún enriquecerse de luz leyendo a Réginald, uno de los mayores maestros de nuestro tiempo en la escuela eterna de Jesucristo.

 

Es una figura de la talla de Blondel, De Lubac, Congar, Rahner y  Von Balthasar

 

 

 

INFORMACIÓN TOMADA DE :

http://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%A9ginald_Garrigou-Lagrange

http://mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=garrigou-lagrange-reginald

https://bibliaytradicion.wordpress.com/2011/09/18/%C2%ABel-catolicismo-es-la-verdad-absoluta%C2%BB-p-garrigou-lagrange/

https://www.la-oracion.com/recursos-oracion/textos-de-espiritualidad/itemlist/user/3398-reginaldgarrigoulagrange.html

 

 

 

 

 

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"¿Quién, que vive en íntimo contacto con el orden más consumado y la sabiduría divina, no se sentirá estimulado a las aspiraciones más sublimes?"
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Nicolás Copérnico

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