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Description: newman_01xJohn Henry Newman (1801-1890)
Pensador católico

 

Nació en Londres, el 21 de febrero de 1801, siendo el mayor de seis hermanos. Su padre fue John Newman, un banquero, su madre Jemima Fourdrinier, de una familia Hugonote establecida en Londres como cinceladores y fabricantes de papel. Su apellido se escribió alguna vez "Newmann"; está claro que muchos judíos, ingleses o extranjeros, lo han llevado; y la insinuación era que John Henry era de ascendencia judía. Pero no se han encontrado ninguna evidencia documental que lo confirme.
John Henry recibió de su madre su entrenamiento religioso, un Calvinismo modificado. Su hermano Francis William, se separó de la Iglesia Inglesa para adherirse al Deísmo; Charles Robert, el segundo hermano, profesaba el ateísmo. Una de las hermanas, Mary, murió joven; Jemima tiene un lugar en la biografía de Newman durante la crisis de su carrera anglicana; y estamos en deuda con una hija de Harriet, Anne Mozley, por las "Cartas y Correspondencia" de 1845, que contienen una secuela de la propia mano del Cardenal Newman de la "Apología" Clásica desde el día en que fue completada, la "Apología" será siempre la principal autoridad de los primeros pensamientos de Newman, y de su juicio acerca del gran resurgimiento religioso, conocido como el Movimiento de Oxford, del cual fue el guía, el filósofo y el mártir.
La inmensa correspondencia de John Henry, cuya mayor parte permanece sin publicarse, no puede cambiar esencialmente la estima hacia quien, aunque sutil y refinado, fue también impulsivo y abierto con sus amigos, así como enérgico en sus posiciones con el público. La grandeza de John Henry consistía en la unión de originalidad, que llegaba a la genialidad, y un carácter de gran profundidad espiritual, manifestadas en un lenguaje de perfecta armonía y ritmo, en una energía que tan frecuentemente ha creado sectas o Iglesias, y en una personalidad no menos seductora cuanto sensible. Entre las estrellas literarias de su tiempo Newman se distingue por el puro resplandor cristiano que brilla en su vida y escritos. Él es el inglés de la era que mantuvo el antiguo credo con una sabiduría que sólo los teólogos poseen, con una fuerza Shakespeareana de estilo, y un fervor propio de los santos. Newman ocupa en el siglo XIX una posición semejante a la del Obispo Butler en el XVIII. Si Butler es el paladín cristiano en contra del deísmo, entonces Newman es el apologista católico en una época de agnosticismo, rodeada de las teorías de la evolución. Él es, además, un poeta, y su "Sueño de Gerontio" ("Dream of Gerontius") aventaja con creces el verso meditativo de los poetas modernos por su claroscuro de símbolos y escenas dramáticas del mundo visto detrás del velo.
Fue educado desde su infancia en la lectura de la Biblia, pero carecía de convicciones religiosas formadas hasta que cumplió quince años. Pensaba que la vida era posiblemente un sueño, que él era un ángel, y que sus compañeros ángeles lo estarían engañando con la apariencia de un mundo material. Se basaba "en el pensamiento de dos y solamente dos absolutos y luminosos seres evidentes a todas luces, yo mismo y mi Creador."
Newman fue un místico cristiano. De los escritos de Thomas Scott, rector de Aston Sandford, "a quien, humanamente hablando", le dice, "Casi debo mi alma", aprendió la doctrina de la Trinidad, apoyando cada frase del Credo Atanasiano con textos de la Escritura.  La obra "Serious Call" de Law tuvo en los jóvenes una influencia católica o ascética; nació para ser misionero; pensaba que era el deseo de Dios que guiara una sola vida; enamorado de las citas de los Padres dadas en la "Historia de la Iglesia" de Milner. Atendió la escuela en Ealing, cerca de Londres desde los siete años. Siempre pensativo, tímido y afectivo, no participaba de los juegos de "hombres", empezó a ejercitar su pluma prontamente, leyó las Novelas Waverley, imitaba a Gibbon y Johnson, se matriculó en el Colegio Trinidad (Trinity College) de Oxford, el diciembre de 1816, y en 1818 ganó una beca de 60 libras por nueve años. En 1819 el banco de su padre suspendió los pagos, pero pronto descargó sus obligaciones por completo. Trabajando muy duro por su título, Newman perdió la salud y consiguió, en 1821 solo honores de tercera clase. Pero sus dones no podían ocultarse. Oriel College era entonces la primera en reputación e intelectualmente hablando entre las Universidades de Oxford, y fue elegido tutor en Oriel el 12 de abril de 1822. Sintió que este fue "el punto de quiebre de su vida, y de todos los días, el más memorable."
En 1821 había renunciado a la intención de estudiar para abogado, y decidió tomar órdenes. Como tutor de Oriel, consideraba que tenía una cura de almas; fue ordenado el 13 de junio de 1824; y se convirtió en teniente cura de San Clemente, en Oxford, donde permaneció dos años en actividades parroquiales. Y aquí los puntos de vista en los que había sido educado lo decepcionaron; el Calvinismo no era una llave al fenómeno del ser humano como aparecen en el mundo.. Escribió su primer "Ensayo sobre Milagros" ("Essay on Miracles"), que toma una posición estrictamente protestante, busca perjudicar a aquellos alejados de la Escritura. Pero también cayó bajo la influencia de Whateley, luego Arzobispo Anglicano de Dublín, quien, en 1825, lo hizo su vicepresidente en St. Mary's Hall. Whateley lo estimuló a través de discusiones, le enseñó la noción del cristianismo como organismo social y soberano diferente al estado, pero lo condujo en dirección hacia ideas "liberales" y lógica nominalista. Newman contribuyó en tal tema en el libro de Whateley, alguna vez famoso.
De Hawkins, cuyo voto decisivo lo hizo rector de Oriel College, Newman obtuvo las doctrinas católicas de la tradición y regeneración bautismal, así como cierta precisión de términos que, mucho después, dieron origen al malentendido de Kingsley de los métodos de Newman al escribir. De otro clérigo de Oxford aprendió a creer en la sucesión apostólica. Y la "Analogía" de Butler, que leyó en 1823, marcó un hito en sus opiniones religiosas. Probablemente no sea mucho decir que su libro profundo se convirtió en la guía de la vida de Newman, y dio origen no solo al "Ensayo en Desarrollo" ("Essay on Development") sino también al "Gramática de Asentimiento" ("Grammar of Assent"). En particular ofreció un conjunto de ética y conciencia de rechazo que confirmaron sus primeras creencias en un dador de leyes y un juez íntimamente presentes en el alma. En otra línea sugería el sistema sacramental, o la "Economía", de que los Alejandrianos Clemente y San Atanasio son exponentes. En resumen, en este período formativo las fuentes de donde Newman derivó sus principios así como sus doctrinas eran anglicanas y griegas, no romanas o germanas. Su calvinismo se derrumbó, al tiempo que se retiró de la Sociedad Bíblica. Estaba creciendo ardientemente anti-erastiano; y Whateley vio los elementos de un nuevo partido en la Iglesia reuniendo al que Oriel había escogido como su promesa intelectual, pero quien Oxford conociera como crítico y antagonista de la "Marcha de Mente" ("March of Mind").
Su universidad en 1828 lo hizo Vicario de St. Mary's (que era también la iglesia de la universidad), y en su púlpito brindó los "Sermones Parroquiales" ("Parochial Sermons"), sin elocuencia, pero con una maravillosa seriedad y una sabiduría de la naturaleza humana rara vez igualada. Cuando fueron publicados, se dijo que ellos "superan todos los demás sermones fuera del mercado así como las historias de Scott superan cualquier otra historia." Si bien afable e incluso compasivo, el carácter peculiar de Newman incluía una profunda reserva. Siempre fue el intelectual de Oxford, no demócrata, receloso de los movimientos populares, pero hábilmente interesado en estudios políticos como sosteniendo las fortunas de la Iglesia. Esta disposición fue intensificada por su amistad con Keble, cuyo "Año Cristiano" ("Christian Year") fue publicado en 1827, y con R. Hurrel Froude, hombre de pensamiento impetuoso y de práctica de auto-negación. En 1832 discutió con Dr. Hawkins, quien no toleraría la idea pastoral que Newman tanto apreciaba de su trabajo universitario. Renunció a su tutoría, emprendió un largo viaje alrededor del Mediterráneo con Froude, y regresó a Oxford, donde el 14 de julio de 1833, Keble predicó el sermón del tribunal sobre "Apostasía Nacional." Aquél día, el aniversario de la Revolución Francesa, dio origen al Movimiento de Oxford.
A principios del siglo XIX, la reforma de los administradores John Eveleigh y Edgard Copleston hizo ganar al Oriel la reputación de ser uno de los "colleges" más brillantes de la época y el centro de la corriente filosófica “Oriel Noetics” – los liberales Richard Whately y Thomas Arnold eran profesores, y durante la década de 1830, dos eminentes profesores e intelectuales del Oriel, John Keble y John Henry Newman, apoyado por Canon Pusey del Christ Church y otros, formaron un grupo llamada Movimiento de Oxford”. El grupo estaba disgustado por la indolencia que había en la Iglesia, y trataron de revivir el espíritu del cristianismo primitivo, esto causó tensión en el colegio ya que el Administrador Edgard Hawkins era un determinado oponente del Movimiento.
El Movimiento de Oxford ( «Tractarian Movement» por una serie de publicaciones en Tracts for the Times (1833-1841)) fue una afiliación de la "High Church" Anglicana, la mayoría de los miembros eran de la Universidad de Oxford, quienes querían que la Iglesia de Inglaterra recuperara sus tradiciones más antiguas. Prominentes tractarianos incluían a John Henry Newman, un profesor del Oriel College de Oxford y vicario de la Iglesia de la Universidad Santa María la Virgen, John Keble, Henry Edward Manning, Richard Hurrell Froude, Gerard Manley Hopkins, Robert Wilberforce, Isaac Williams y Sir William Palmer.
La conversión de John Henry  hizo que otros miembros de la Iglesia Anglicana se convirtieran también a la Iglesia Católica Romana, e intelectuales de finales del siglo XIX y principios del siglo XX siguieron los pasos de Newman, excepto Keble, junto con otras actuales conversiones que se siguen produciendo.
Las otras grandes figuras que se convirtieron al catolicismo romano como resultado de este movimiento fueron: Gerard Manley Hopkins, sacerdote jesuita y renombrado poeta; Henry Edward Manning, luego cardenal de la Iglesia Católica Romana;  John Chapman OSB, se convirtió en estudioso benedictino;  John Dobree Dalgairns, junto a John Henry Newman, entró en la Congregación del Oratorio y se ordenó sacerdote católico;  Robert Hugh Benson, antiguo ministro anglicano e hijo de un arzobispo de Canterbury, se ordenó sacerdote católico; Thomas William Allies, historiador de la Iglesia y antiguo ministro anglicano; Augusta Theodosia Drane, monja dominica; Frederick William Faber, antiguo anglicano quien tenía una fuerte influencia calvinista; teólogo, escritor de himnos, se ordenó sacerdote católico;  Lady Georgiana Fullerton, novelista inglesa;  Robert Stephen Hawker, antiguo sacerdote anglicano de inclinación católica, en su lecho de muerte se convirtió al catolicismo;  James Hope-Scott, abogado inglés, influyente en los tractarianos, se convirtió junto con Manning; George Jackson Mivart, biólogo inglés, quien fue expulsado de la Universidad de Oxford por entrar en la Iglesia Católica Romana; Henry Nutcombe Oxenham, antiguo ministro anglicano, historiador de la Iglesia Católica; Augustus Pugin, influyente arquitecto inglés, diseñador del parlamento y de muchas iglesias, tanto católicas como anglicanas; Edward Caswall, escritor de himnos religiosos; William George Ward que fue un oponente del catolicismo liberal y defensor de la autoridad papal.

El viaje de Newman a las costas del Norte de África, Italia, Grecia Occidental, y Sicilia (Diciembre de 1832 - Julio de 1833) fue un episodio romántico, del que sus diarios han preservado los incidentes y el color. Han sido llamados la canción marchante del huésped tractariano. Pero durante las primeras etapas de aquella travesía no estuvo claro, incluso para el líder mismo en qué dirección se movían --lejos de la revolución ciertamente. La reforma estaba en el aire, diez obispados irlandeses habían sido suprimidos; la separación del estado podía no estar lejos. Había necesidad de resistencia a los enemigos sin, y de una segunda, pero católica, reforma desde adentro. La Iglesia primitiva debía de alguna manera ser restaurada en Inglaterra. Otros se reunían en comité y enviaban una dirección a Canterbury; Newman empezó las "Tratados para los Tiempos" ("Tracts for the Times"), como nos dice con una sonrisa, "de su propia cabeza". Para él Aquiles siempre pareció más que el anfitrión de los Achans. Tomó su lema de la Ilíada: "Sabrán ahora la diferencia". Aquiles bajó a la batalla, peleó por ocho años, ganó victoria sobre victoria, pero fue vencido por sus propias armas cuando el "Tratado 90" apareció, y se retiró a su tienda en Littlemore, un campeón quebrado. Sin embargo, había hecho una obra duradera, más grande que el de Laud y capaz de derribar lo de Cranmer al final. Había resucitado a los padres, traídos para aliviar el sistema sacramental, asfaltado el camino de un sorprendente reestablecimiento de un ritual largamente olvidado, y habiendo dado al clérigo un asimiento entre miles en el momento cuando los principios erastianos estaban en la víspera del triunfo. "Fue poco después de 1830", dice Pattison severamente, "que los tratados desolaron la vida de Oxford". La posición de Newman era designada la Via Media. La Iglesia inglesa, mantuvo, a los laicos a la altura de Roma y Génova. Era católica en origen y doctrina, anatematizaba como herejías los peculiares principios, ya sea Calvino o Lutero, no se podía más que protestar en contra de las "Corrupciones Romanas", que eran excrecencias de la verdad primitiva. De aquí que Inglaterra defendió a los Padres, cuya enseñanza entregó el Libro de Oración; apelaba a la antigüedad, y su norma era la Iglesia indivisible. "Charles", decía Newman, "es el rey, Laud el prelado, Oxford la ciudad sagrada, de este principio." El estudio patrístico se convirtió en orden del día. El primer volumen de Newman, "Los Arrianos del siglo IV", es un indigesto, pero valioso y característico tratado, totalmente Alejandrino en tono, discutiendo credos y sectas en la línea de la "Economía". Como historia fracasa; la forma es confusa , el estilo contrasta con su posterior intensidad y frontalidad de expresión. Pero como pensador Newman nunca viajó mucho más allá de los "Arians" (publicado en 1833). Implica una filosofía mística controlada por los dogmas cristianos, mientras la Iglesia la difunde. En la "Apología" encontramos esta llave a su desarrollo mental brindada por Newman, no sin diseñar. Dice:
"Entendí...que el mundo exterior, físico e histórico, era la manifestación para nuestros sentidos de realidades mayores que ellas mismas. La naturaleza era una parábola, la Escritura era una alegoría; la literatura pagana, la filosofía, y mitología, adecuadamente entendidas, eran una preparación para el Evangelio. Los poetas griegos y sabios eran en un sentido profetas".
Había habido una "dispensa" de los gentiles así como de los judíos. Ambos habían aparentemente venido a nada; desde y a través de cada uno la doctrina evangélica se ha hecho manifiesta. De este modo fue concedido espacio para la anticipación de revelaciones más profundas, de verdades que permanecen aún bajo el velo de las letras. La Santa Iglesia "permanecerá después de todo como símbolo de aquellos hechos celestiales que llenarán la eternidad. Sus misterios son la expresión en lenguaje humano de verdades que no son equivalentes a la mente humana" ("Apol." Ed.1895,p.27). Tal era la enseñanza que "llegó como música" a su oído espiritual, de Atenas y Alejandría. La vida de Newman estuvo dedicada, primero a aplicar este magnífico esquema a la Iglesia de Inglaterra; y luego, cuando vio que no cabía en dimensiones tan estrechas, a la Iglesia del centro, a Roma. Pero sus amplias implicaciones, incluso su desarrollada visión no ingresaron. Sin embargo, substituyó un principio dinámico y progresivo por uno meramente estático. Pero se suponía que la posición anglicana confiaría en el Quod ubique de Vincent de Lerins, admitiendo ningún desarrollo real; sus autores sagrados atacan a Boussuet en contra de las "variaciones" del catolicismo. De 1833 a 1839 el líder Tractariano mantuvo esta línea de defensa sin duda. De pronto se deshizo y la Via Media desapareció. La Via Media es una metodología teológica para hacer teología anglicana en un mundo de constantes cambios. Los principios de la catolicidad y apostolicidad son inmutables o verdades intocables por los anglicanos. La Via Media no es un término medio entre el protestantismo y el catolicismo romano. Es una metodología que busca el equilibrio o el balance adecuado entre extremos o polos opuestos sin eliminarlos. Cuando se logra el equilibrio de la Via Media se obtiene una coherencia apropiada sobre el asunto teológico. En el dinamismo del quehacer teológico la Via Media es la flexibilidad dentro de la firmeza doctrinal que facilita el equilibrio apropiado.
Mientras tanto, Oxford se vio sacudido, como la Florencia de los Medici por un nuevo Savonarola, quien hizo discípulos por todas partes; quien enardeció a los conservadores cuando Hampden, un socio de un colegio de Oxford, sujetó verdades cristianas a la influencia disolvente del nominalismo; y quien multiplicó libros y escritos acerca de todas las posturas religiosas de una vez. "El Oficio Profético" era una apología formal del tipo Laudiano; el confuso, pero hermoso "Tratado de Justificación" ("Treatise on Justification") hizo un esfuerzo "por mostrar que existe poca diferencia, pero lo que es verbal en las múltiples posturas, encontradas ya sea entre los autores sagrados católicos o protestantes" en este tema. Döllinger lo llamó "la más grande obra maestra en teología que Inglaterra ha producido en cien años", y contiene la verdadera respuesta al puritanismo. Los "Sermones Universitarios" ("University Sermons"), profundos como su tema, apuntan a determinar los poderes y límites de la razón, los métodos de revelación, las posibilidades de una teología real. Newman escribió tanto que casi pierde su mano. Entre una multitud de admiradores, uno quizás, Hurrel Froude, pudo conocerlo en semejantes términos de pensamiento, y Froude falleció en Dartington en 1836. El pionero caminó su sendero solo. Fue un mal líder de partido, siendo responsable de repentinas resoluciones personales que terminaron en catástrofe. Pero desde 1839, cuando gobernó en Oxford sin rival alguno, estaba ya vacilante. En su propio lenguaje, había visto un fantasma -la sombra de Roma, cubriendo su compromiso anglicano.
Dos nombres están asociados con un cambio tan trascendental -Wiseman y Ward. La "Apología" hace completa justicia con Wiseman; apenas menciona a Ward. Aquellos que estaban observando pueden haber predicho una colisión entre los Tractarianos y la Inglaterra protestante. Esto ocurrió con ocasión del "Tract 90" -en sí mismo el menos interesante de todas las publicaciones de Newman. El tratado estaba orientado a prevenir críticas contra Roma al distinguir las corrupciones, contra las cuales se dirigían los treinta y nueve artículos, de las doctrinas de Trento que éstas no atacaban. Una furiosa y universal agitación fue la consecuencia (feb., 1841), Newman fue denunciado como traidor, un Guy Fawkes en Oxford; la Universidad intervino con torpeza académica y llamó al tratado "una evasión". Dr. Bagot, Obispo de Oxford, lo censuró levemente, pero ordenó que cesara de escribir tratados. Durante tres años se desparramaron condenas de parte de los obispos por todas partes. Para una mente constituida como la de Newman, imbuida con ideas Ignacianas del episcopado, y sin la intención de darse cuenta de que ellas no valen en el establecimiento inglés, este fue un juicio ex cathedra en contra de él. Detuvo sus tratados, renunció a su editorial de "The British Critic", abandonó St. Mary's, y se retiró en Littlemore en comunión laica. Nada es más claro que eso, si se hubiera mantenido en silencio, hubiera ganado. "Tract 90"no va tan lejos como muchos intentos anglicanos de reconciliación desde entonces. Los obispos no soñaban con obligarlo a la sumisión. Pero había perdido la fe en sí mismo. Leyendo la historia de la Iglesia vio que el Via Media no era algo nuevo. Había sido refugio de los Seminaristas, sin los cuales el Arianismo no hubiera florecido. Hizo la fortuna de los Monofisistas, gracias a quienes la Iglesia de Alejandría que se había hundido en la herejía y caído víctima de las legiones de Mohammed. La analogía que Newman había observado con consternación estaba reforzada por otro lado a través de Wiseman , escribiendo sobre los donatistas en el "The Dublin Review." Wiseman citó a San Agustín , "Securus judicat orbis terrarum", que puede ser interpretado "el consentimiento católico es el juez de la controversia". Ni algo antiguo estudiado en libros, ni la descubierta sucesión de los obispos, sino la Iglesia viviente ahora irrumpía sobre él como única perentoria e infalible. Siempre lo fue y siempre lo será. Nicea, Éfeso y Calcedonia llevan así el testimonio a Roma. Debemos añadir el grotesco asunto del obispado de Jerusalén, el fruto de una alianza con Prusia Luterana, y la teoría anglicana fue refutada con hechos.
Desde 1841 Newman estaba en su lecho de muerte en lo que respecta a la iglesia anglicana. Él y algunos amigos vivieron juntos en Littlemore en retiro monástico, bajo una dura regla que no ayudaba a su salud. En febrero de 1843, se retractó de sus fuertes palabras en contra de Roma, en Setiembre detuvo ese ritmo de vida. Con gran trabajo compuso el "Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Crsitiana" ("Essay on the Developmentof Chrisitan Doctrine", en el que las aparentes variaciones al dogma, antiguamente objetadas en contra de la Iglesia Católica, estaban explicadas en una teoría de la evolución, curiosamente anticipándose en ciertos puntos al trabajo de Darwin. El 9 de octubre de 1845, durante un período de agitada acción en Oxford, Newman fue recibido en la Iglesia por el padre dominico, Pasionista Italiano, tres días luego de que Renan haya roto con San Sulpicio y el Catolicismo. El evento, aunque largo en prospecto, irritó y angustió a sus conciudadanos quienes no lo perdonaron sino hasta muchos años después. Se sintió su importancia, se desconocen las causas. De ahí una enajenación que sólo el exquisito candor de la propia delineación de Newman en la "Apología" podría satisfacer completamente.
Su conversión divide una vida de casi noventa años en partes iguales -la primera más dramática y su perspectiva determinada; la segunda hasta aquí la hemos contado imperfectamente, pero pasó un cuarto de siglo sub luce maligna, bajo sospecha de un lado y otro, sus planes frustrados, sus motivaciones tergiversadas. Llamado por Wiseman a Oscott, cerca de Brimingham, en 1846, viajó en octubre a Roma, y fue ordenad sacerdote por el Cardenal Fransoni. El papa aprobó su esquema para establecer en Inglaterra el Oratorio de San Felipe Neri; en 1847 regresó, y, además de establecer la casa en Londres, tomó un trabajo de misionero en Brimingham. De ahí se mudó a Edgbaston, donde aún permanece la comunidad. En 1859 se añadió una gran escuela. La espaciosa iglesia renacentista, consagrada en 1909, es en conmemoración de los cuarenta años que Newman vivió allí. Luego de sus "Sermones para Diferentes Congregaciones" ("Sermons to Mixed Congregations"), que exceden en vigor e ironía sobre sus propias publicaciones. Siempre se sintió "paucorum hominum, sum", su afabilidad no era para la multitud. Como católico se inició con bastante entusiasmo. Sus "Discursos sobre Dificultades Anglicanas"("Lectures on Anglican Difficulties") fueron oídos en Londres por grandes audiencias; "Pérdida y Ganancia" ("Loss and Gain"), aunque no es una gran historia, tiene muchos comentarios alegres y toques personales; "Callista" recuerda su viaje por el Mediterráneo; el sermón en el sínodo de Oscott titulado "La Segunda Primavera" ("The Second Spring") tiene una extraña y delicada belleza. Se dice que Macaulay lo sabía por el corazón. "Cuando Newman decidió unirse a la Iglesia de Roma" observa R.H.Hutton, "su genialidad floreció con una fuerza y libertad como nunca desplegó en la comunión anglicana." Además, "En ironía, en humor, en elocuencia, en fuerza imaginativa, los escritos posteriores, y como podemos llamarla, porción emancipada de su carrera, excediendo de lejos los escritos de su aprendizaje teológico". Pero la literatura Católica también ganó una voz persuasiva y una clásica dignidad de la que hasta hoy no hay otro ejemplo. Es el más ilustre converso inglés a la Iglesia, en medio de la época Victoriana y el auge de la industrialización.
Su propia secesión, precedida por la de Ward (Conflictos internos de la peor clase en Oxford), y seguida por muchos otros, habían alarmado a los ingleses. En 1850 ocurrió la "agresión Papal", por la que el país se dividió en sedes católicas, y un cardenal romano anunció de la Puerta Flaminian su compromiso para gobernar Westminster. La nación se volvió loca por la emoción. Newman entregó en el Intercambio de Maíz, en Birmingham, sus discursos sobre la Posición de los Católicos (era rara vez oportuno en los títulos de sus libros), y, para el asombro de George Eliot, fue revelado como maestro del humor, ingenioso, divertido y desdeñoso de la gran tradición protestante. Un apóstata sacerdote italiano, Achilli, estaba arengando en contra de la Iglesia. Notificado por Wiseman, el Orador dio los particulares de la carrera infame de este hombre y Achilli trajo un cargamento de calumnias. Newman, con enormes gastos, reunió evidencia que justificaba la acusación que había hecho. Pero un jurado anti papa lo condenó a pagar una multa de 100 libras; luego de la apelación el veredicto fue anulado; y "The Times" admitió que había habido un error judicial cuando Newman fue declarado culpable. Los católicos de todo el mundo lo apoyaron. Sus agradecimientos se encuentran en la dedicación de sus "Lectures" de Dublin. Pero siempre recordaba que debía ese juicio a la precipitación y descuido de Wiseman.
Aún le esperaban muchas más dificultades. Los años entre 1851 y 1870 le trajeron desastres a una serie de nobles proyectos con los que buscaba servir a la religión y a la cultura. En Irlanda los obispos fueron obligados, luego de rechazar las universidades "Sin Dios" en 1847, a asumir una universidad propia. No tenían ni hombres, ni ideas; el Estado no sancionaría títulos conferidos por un organismo privado; sin embargo, se podía hacer el intento; y Newman fue nombrado rector en noviembre de 1851, Pasaron tres años como en un sueño; en 1854 prestó juramento. Pero tenía en mente en 1852 dirigir a Irlanda la idea de la universidad, con la grandeza y la liberalidad de Oxford, si debemos creer en Pattison. Las "Lectures" terminan abruptamente, le dieron menos satisfacción que cualquier otra obra suya; incluso, en conjunto con sus brillantes obras pequeñas en la "University Magazine", y las disertaciones académicas para las diferentes universidades, exhiben un rango de pensamiento, una urbanidad de estilo, y un nivel de inteligencia superlativo. Ellas son la mejor defensa de las teorías educacionales católicas en cualquier idioma; un crítico tal vez las describiría como las Via Media entre un oscurantismo que pisotea los derechos del conocimiento y libre pensamiento que no escuchará los derechos de la revelación. Incidentalmente, defendían la enseñanza de los clásicos en contra del grupo de Franceses Puritanos conducidos por el Abbé de Gaume. Esto es casi todo lo que Newman logró durante los siete años de su campaña en Irlanda. Sólo algunos estudiantes nativos o ingleses asistieron a la casa en St. Stephen's Green. Los obispos estaban divididos, y el arzobispo MacHale opuso un severo non possumus a los planes del rector. En cuanto a la administración, las dificultades se multiplicaron; y a pesar que Newman ganó la amistad del Arzobisp Cullen y el Obispo Moriarty, no era siempre tratado con consideración. Se le había prometido el status de obispo titular, pero por motivos que nunca conoció esta promesa nunca se cumplió. Su sentimiento hacia Irlanda era cálido y generoso, pero en noviembre de 1858, se retiró del rectorado. Sus labores e inquietudes le fueron retiradas. Otra gran empresa, a la que el Cardenal Wiseman lo invitaba fue de igual manera un fracaso -la revisión de la Biblia Católica en Inglés. Newman había escogido un conjunto de personas para el trabajo y habían empezado a acumular materiales, pero algunos intereses de pequeños publicistas fueron escuchados por el Cardenal Wiseman, cuyas intensiones eran buenas, pero efímeras y les permitió arruinar esta magnífica oportunidad.
Como escritor de inglés en prosa John Henry aparece como la perfecta personificación de Oxford, derivando de Cicerón el arte lúcido y calmado de la exposición, de las tragedias griegas un pensativo refinamiento, de los Padres una preferencia por la enseñanza personal sobre la científica, de Shakespeare, Hooker y aquella vieja escuela el uso del idioma. No quiso aprender el alemán; no conocía a Goethe, ni a Hegel; tomó algunos principios de Coleridge, probablemente indirectamente, y, nunca fue más allá de Aristóteles en sus vistazos generales a la educación. De la estrechez puritana de sus primeros veinte años fue entregado cuando descubrió la Iglesia como algo esencial para el cristianismo. Luego agrandó esa concepción hasta que se convirtió a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Sin embargo no hizo ningún intento por ampliar las bases educativas de Oxford, en 1830, en que mantuvo su posición, a pesar de su continua lectura y estudio. La teología escolástica, excepto en su lado Alejandrino, la mantuvo sin tocarla; no hay nada en ellas en sus "Lectures" o en su "Grammar of Assent".
Conciencia para él era la revelación interna de Dios, el catolicismo es la revelación externa y objetiva. Esta fuerza de dos dimensiones se la oponía al agnóstico, al racionalista, al simple mundano. Pero parece haber pensado que los hombres son demasiado prematuros para emprender una reconciliación positiva entre fe y ciencia, o quien intentó a través de una vasta síntesis sanar los conflictos modernos con Roma. Le dejó tal obligación a las siguientes generaciones; y, aunque por el principio del desarrollo y la filosofía del asentimiento concreto proporcionando espacio para ello, no contribuyó hacia su cumplimiento en detalle. Probablemente sea recordado como el Obispo Católico Butler, quien extendió la "Analogía" dibujada desde la experiencia de la Iglesia histórica, probando estar de acuerdo con la naturaleza de las cosas, no obstante trascendiendo grandemente con el esquema visible a través de su mensaje, instituciones y propósito, que son igualmente sobrenaturales.
Murió en Edgbaston, Birmingham, en agosto de 1890.          

TEXTO ARREGLADO A PARTIR DE:
William Barry, Traducido por Armando Llaza Corrales. aciprensa
es.wikipedia.org

 

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