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Gilber Keith Chesterton

Pensador católico

 

«Doblegado ante la autoridad y la tradición de mis mayores por una ciega credulidad habitual en mí y aceptando supersticiosamente una historia que no pude verificar en su momento mediante experimento ni juicio personal, estoy firmemente convencido de que nací el 29 de mayo de 1874, en Campden Hill, Kensington, y de que me bautizaron según el rito de la Iglesia anglicana en la pequeña iglesia de St. George…» Así describe Chesterton su nacimiento el seno de una familia de clase media, en el, "west and central London".

 

Los Chesterton tenían, en Kensington, una agencia inmobiliaria y topográfica, en la cual trabajaba Edward, padre de Gilbert.  Edward tuvo un problema cardiaco, abandonando el negocio familiar, pero continuaba percibiendo una renta de él. Fue entonces cuando se pudo dedicar tranquilamente a su jardín, a la literatura y al arte. Tanto Edward como Marie Louis, su esposa, de clase media, no eran devotos creyentes, y ambos aceptaron bautizar a Gilbert más que nada por una especie de presión social y tradición familiar, ya que ellos se podrían definir como «librepensadores» al estilo de la época victoriana. El bautismo se llevó a cabo en una pequeña iglesia anglicana llamada St. George.

 

Edward y Marie Louise tuvieron tres hijos. Gilbert tuvo una hermana mayor llamada Beatrice, quien murió muy joven.  En la casa de los Chesterton estaba prohibido hablar del tema. Edward, a quien lo llamaban «Mister Ed», tenía prohibido hablar del tema, las fotos de Beatrice fueron sacadas de la casa y las que quedaron estaban mirando a la pared. El otro hijo se llamaba Cecil y nació poco después que Gilbert, cuenta que se alegró enormemente con el nacimiento de Cecil, ya que al fin iba a tener con quién discutir. Un día, durante un paseo familiar, Gilbert y Cecil iniciaron un diálogo en medio de un jardín cuando empezó a llover y, a pesar de ello, continuaron la conversación hasta que la terminaron.

 

Gilbert Keith Chesterton, escritor de inicios del siglo XX,  cultivó el ensayo, la narración, la biografía, la lírica, el periodismo y el libro de viajes. Se han referido a él como el «príncipe de las paradojas. Fue un hombre grande físicamente. Su educación se realizó en la preparatoria en 1881; y duró hasta 1886. En enero de 1887 ingresó a un colegio privado de nombre «St Paul» en Hammersmith Road. Gilbert describiría el sistema educativo, o mejor dicho, lo que él opinaba de este como «ser instruido por alguien que yo no conocía, acerca de algo que no quería saber»

Durante esta época se interesó por el ocultismo. En medio de un ambiente ateo, era él "un completo agnóstico". Por ese entonces se acercó al ocultismo, participó en reuniones para "iniciados". Luego de un periodo de autodescubrimiento, se retiró de la universidad sin alcanzar un título y comenzó a trabajar en diferentes periódicos. Trabajó como editor de literatura espiritista y teosofía, asistiendo a reuniones de ambos campos. Se volvió diestro como dibujante y llegó a contribuir con ilustraciones tanto para sus propias obras, como para los libros de su amigo Hilaire Belloc.

 

En 1901 contrajo matrimonio con Frances Blogg (1869-1938), una joven y bella cristiana practicante, a quien conoció durante el otoño de 1896 y de quien se enamoró a primera vista.  Anglicana practicante, quien ayudó en un principio a que Gilbert se acercara al cristianismo. La inquietud de Gilbert se descubre en el artículo del Daily News:

«No puedes evadir el tema de Dios, siendo que hables sobre cerdos, o sobre la teoría binominal estás, todavía, hablando sobre Él. Ahora, si el Cristianismo es… un fragmento de metafísica sin sentido inventado por unas pocas personas, entonces, por supuesto, defenderlo será simplemente hablar de metafísica sin sentido una y otra vez. Pero si el Cristianismo resultara ser verdadero – entonces, defenderlo podría significar hablar sobre cualquier cosa, o sobre todas las cosas. Hay cosas que pueden ser irrelevantes para la proposición sobre que el Cristianismo es falso, pero ninguna cosa puede ser irrelevante para la proposición sobre que el Cristianismo es verdadero»

Con el pasar de los años se acercó cada vez más al Cristianismo. Volvió a la religión anglicana. A la idea del superhombre planteada por Nietzsche  respondió con un ensayo titulado ¿Por qué creo en el Cristianismo?:

Siguiendo con la defensa de su renovada creencia, cada vez se adentraba más y más en los escritos Patrísticos y otros por el estilo. Durante el año 1921 Chesterton no publicó ningún libro, pero se dedicó al periódico “The New Witness”. Durante esa época mantuvo una constante correspondencia con Maurice Baring, el Padre John O'Connor, ( Padre Brown, sacerdote católico en las novelas de Gilbert) y el Padre Ronald Knox, quienes lo ayudaron mucho a ir de a poco cambiando su pensamiento anglo-católico hacia la fe que ellos, todos conversos a su vez al catolicismo, profesaban. Y terminó por convertirse a la Iglesia Católica Romana, en la cual ingresó en 1922.

 

En un ensayo titulado "¿Por qué soy católico?" se refiere a la Iglesia de Roma de la siguiente forma:

«No hay ningún otro caso de una continua institución inteligente que haya estado pensando sobre pensar durante dos mil años. Su experiencia naturalmente cubre casi todas las experiencias, y especialmente casi todos los errores. El resultado es un mapa en el que todos los callejones ciegos y malos caminos están claramente marcados, todos los caminos que han demostrado no valer la pena por la mejor de las evidencias; la evidencia de aquellos que los han recorrido»

Chesterton sabía que la Iglesia Romana tenía un conocimiento superior respecto del bien, pero jamás pensó que tuviera ese conocimiento respecto del mal, y fue el Padre O’Connor quien, en las largas caminatas que realizaban juntos, le demostró que él, conocía el bien tal cual como Gilbert. suponía, pero que además conocía la maldad, y estaba muy enterado de ella, principalmente gracias al Sacramento de la Penitencia, ya que allí escuchaba tanto cosas buenas cuanto cosas malas.  La conversión de Chesterton al catolicismo causó un revuelo semejante al que provocó la del cardenal John Henry Newman o la de Ronald Knox.

 

En el año 1900 publicó su primer libro: la colección de poemas Greybeards at play. Siguieron las biografías de Robert Browning (1903) y Charles Dickens (1906); y las novelas El Napoleón de Notting Hill (1904), que critica al mundo mecanizado moderno destacando las virtudes de épocas anteriores, y El hombre que fue jueves (1908), que denuncia la decadencia cultural de finales del siglo XIX.

 

En la figura del padre O¨Connor se inspiraría Chesterton para crear al Padre Brown, el personaje principal de una estupenda serie de cuentos policiales cuya agudeza psicológica lo vuelve un formidable detective, y que aparece en más de cincuenta historias reunidas en cinco volúmenes, publicados entre 1911 y 1935. La recopilación más famosa se titula El candor del Padre Brown.

 

En 1908 publicó Ortodoxia, una apasionada defensa de la visión cristiana de la vida. Al año siguiente dejó Londres para radicarse junto a su esposa en Beaconsfield, ubicada 40 kilómetros al oeste de la capital inglesa. Un año después publicó la novela La esfera y la cruz. Durante la Primera Guerra Mundial, 6 de diciembre de 1918, murió su único y entrañable hermano Cecil. En 1922 dejó la iglesia anglicana para unirse a la católica. Al año siguiente publicó una biografía de San Francisco de Asís y, en 1925, El hombre eterno, que presenta la concepción cristiana de la historia. A pedido de los editores de la biografía de San Francisco, escribió diez años después una biografía de Santo Tomás de Aquino: "el mejor libro que se ha escrito jamás sobre santo Tomás", según palabras de Étienne Gilson.

 

En el cuento policial (El candor del Padre Brown ) encontró Chesterton un terreno propicio para la germinación de la mejor literatura. La presencia amenazante de lo oscuro, lo irracional y lo terrible se deja sentir en la atmósfera inicial de cada uno de sus cuentos, pero luego se disipa a medida que la razón reconstruye la trama de los hilos rotos e inconexos para mostrar con claridad la verdad.  Chesterton escribió muchos cuentos policiales. En la mayoría de ellos el personaje principal es un curita pequeño que se encuentra por casualidad en el lugar de los hechos cuando ocurre un delito (o algo que aparenta serlo). El propio autor reconoce haberse inspirado en la figura de un amigo suyo, el sacerdote católico O'Connor, para crear este personaje.

 

En el año 1900 conoció al joven historiador Hilaire Belloc, con el que fundaría un diario para exponer sus ideas. En 1901 contrajo matrimonio con Frances Blogg, En 1907 conoció al padre O'Connor, un sacerdote católico que igualaba a Chesterton en inteligencia y simpatía. Se sorprendió al comprobar que éste había sondeado los abismos del mal con mucha mayor profundidad que él: «Que la Iglesia Católica estuviera más enterada del bien que yo, era fácil de creer. Que estuviera más enterada del mal, me parecía increíble. El padre O'Connor conocía los horrores del mundo y no se escandalizaba, pues su pertenencia a la Iglesia Católica le hacía depositario de un gran tesoro: la misericordia»

 

Habiendo publicado en vida cerca de cien libros, murió el 14 de junio de 1936. Notificado de su muerte, el papa Pío XI le otorgó el título de Defensor Fidei. Y el filósofo rumano Mircea Eliade, a los pocos días del deceso, dijo: «La literatura inglesa ha perdido al ensayista contemporáneo más importante, y el mundo cristiano a uno de sus más preciosos apologistas. Inglaterra está más triste y confusa después de la desaparición de Gilbert K. Chesterton». Fue nominado al Premio Nobel de Literatura Frances, estuvo durante toda su convalecencia al lado de Gilbert, lo vio despertar por última vez, estando presentes ella y Dorothy, la hija adoptiva de ambos. Al reconocerlas, Chesterton dijo: «Hola, cariño». Luego, dándose cuenta de que Dorothy también estaba en el cuarto, añadió: «Hola, querida». Éstas fueron sus últimas palabras. Estas últimas palabras no son lo que muchos esperarían de uno de los más grandes escritores del siglo XX, pero señala Pearce: «Aun así, sus palabras fueron sumamente apropiadas; en primer lugar, porque estaban dirigidas a las dos personas más importantes de su vida: su mujer y su hija adoptiva; y en segundo lugar, porque eran palabras de saludo y no de despedida, significaban un comienzo y no el final de su relación.»

Su contextura física era desproporcionadamente grande, comparándolo con el "buey mudo" (Tomás de Aquino). Además del enorme físico y la inteligencia punzante, poseía buen humor.

 

A lo largo de su vida fue distinguido por diferentes instituciones: recibió grados "honoris causa" de las universidades de Edimburgo, Dublín y Notre Dame, y fue hecho Caballero de la Orden de San Gregorio el Grande.

 

En 1940, cuatro años después del deceso, Hilaire Belloc escribiría un ensayo titulado "Sobre el lugar de Gilbert Chesterton en las letras inglesas", que concluye de la siguiente manera:

«Qué puesto podría tomar él conforme a ese pequeño estándar yo no puedo decirlo, porque muchos años deben pasar antes de que la posición de un hombre en la literatura de su país pueda ser llamada establecida con seguridad.  Nosotros somos muy cercanos como para poder decidir sobre esto. Pero, dado que estamos tan cercanos y como aquellos (tanto como yo, que escribo esto) que eran sus compañeros lo conocían por su ser mismo y no por su actividad externa, nosotros estamos en comunión con él. Así sea. Él está en el Cielo».

Tres frases célebres de Gilbert Keith

1) ¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los demonios.

2) Donde acaba la biología comienza la religión.

3) Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa.

 

referencias: http://www.luventicus.org Andrés A. Luetich y http://es.wikipedia.org

 

Description: http://ichef.bbci.co.uk/arts/yourpaintings/images/paintings/npg/slide/npg_npg_3654_slide.jpgSir James Gunn pintó el cuadro en el que aparecen Chesterton, Hilaire Belloc y Maurice Baring (los tres amigos que comparten la mesa y también la filosofía y las creencias), al que tituló «The Conversation Piece»

Dave Armstrong tomó, en 1927, esta fotografía de George Bernard  Shaw (izq), Hilaire Belloc (centro) y Chesterton (der)

 

 

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Pensadores Católicos

"¿Quién, que vive en íntimo contacto con el orden más consumado y la sabiduría divina, no se sentirá estimulado a las aspiraciones más sublimes?"
¿Quién no adorará al Arquitecto de todas estas cosas?

 

Nicolás Copérnico

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